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No solo en horas de amargo llanto tenerte quiero mi buen salvador, ni en los momentos de dulce canto tan solo busco tu favor
A cada instante te necesito como mi amigo, mi buen pastor, hoy y mañana en pena y calma siempre te anhelo oh Señor
Yo busco ansioso luz que ilumine en la mañana de mi juventud quiero tu ayuda, tu fortaleza al presentir la senectud
Jesús tu rostro radiante y puro sea de mi vida dulce inspiración,y cuando arribe feliz al cielo dame tu santa bendición
Tan necio caminas en densas tinieblas, y Cristo te llama a ti pecador óyelo llamando; te dice que vuelvas, El quiere llevarte por senda mejor.
Tan necio caminas confiando en ti mismo, desprecias la voz de Cristo el Señor, tan necio caminas con rumbo al abismo, a donde por siempre, quedará el pecador.
La flor más hermosa marchita la higuera, así es tu vida aquí pecador, tu vida presente, es una quimera, tan solo es eterna en Cristo el Señor.
Acepta a Cristo, el Señor de señores lugar preparó para ti pecador, si quieres dichoso vivir entre flores, alla en el glorioso jardin del Edén.
Viviendo aquí en mundo de maldad nunca podréme confortar arduo es luchar en dura tentación ¿A dónde iré sino al Señor?
¿A dónde iré, a dónde iré Señor? Donde encuentre protección, yo necesito un buen amigo fiel ¿A dónde iré sino al Señor?
Hay quienes son muy ricos en bondad a los que tanto amo yo, mas cuanto anhelo el celestial maná, ¿A dónde iré sino al Señor?
Aunque rodeado esté de amigos mil, busco palabras de mi Dios, y cuando llegue de mi vida el fin ¿A dónde iré sino al Señor?
En las tinieblas me encontraba triste, herido, pobre, vil, misericordia has tenido y me has traído a tu rebaño.
Agradecido estoy con Cristo con que te pagaré Señor, consagraré a ti mi vida y te daré mi corazón.
Tu Santo Espíritu me has dado me llenaste de tu amor, prometes darme vida eterna y llevarme a tu mansión.
Agradecido estoy contigo Cristo Tu eres mi sanador, cuando afligido yo me encuentro me das tu santa bendición.
Gracias te doy mi Salvador por tu muerte en la cruz, limpiaste mi alma de pecado con tu Sangre ¡oh Jesús!
Al meditar Dios mío en las cosas que me has dado, mi corazón se inflama turbado de emoción, pues no encuentro palabras, con qué expresar mi Cristo, el agradecimiento, de mi alma para Ti, cambiaste tú mi vida, me diste esperanza y desde ese momento, mi alma recibió, un gozo tan sublime, que al paso de los años ha sido cual la fuente de mi felicidad.
Agradecimiento hay en mi corazón, canto de alegría, elevo con mi voz, muchas son las cosas que mi Dios me ha dado y en agradecimiento, le sirvo a mi Señor.
Las veces que las pruebas has puesto en mi camino en vez de ser derrota, han sido bendición, pues ni por un instante, Tú me has dejado solo y así tu santa mano, ha sido mi sostén. Permite que mi vida yo ponga por servirte, que dentro de mi alma presente siempre estén tus múltiples favores, y tus misericordias, que aún sin merecerlo, has tenido para mí.
Perdido en el mal, me redimió Jesús y agua de vida El me dio, mi alma la bebió y sana ya quedó, en ella la vida encontré.
De agua de vida bebo yo, libre de mal y de dolor; por Cristo en la cruz yo ando en la luz; de agua de vida bebo yo.
Jesús conmigo está y no me faltará, a aguas de vida me llevó; El mi refugio es y alegre a sus pies, de agua de vida me sació.
La lucha cesará, la gloria brillará, y agua de vida beberé, con mi buen Salvador, Jesús mi fiel Pastor, de agua de vida gozaré.
Jesús llegó a Samaria, a la fuente se sentó; manifestando su gloria, a una mujer el habló.
Ven a Jesús a tomar agua de vida El saciará tu alma que anda perdida. Ven al Señor, te dará consolación, ven, ven a El dale tu corazón.
Agua pidió a la mujer, de la que iba a sacar; y sin darle a comprender, El empezó a platicar.
¿Cómo tu siendo judío, pides a mi de beber; siendo que uno es impío, para el pueblo de Israel?
Yo soy el agua de vida, que calma el padecer; y si tu andas perdida, toma y vuelve a nacer.
A Dios canto con todas las fuerzas de mi juventud porque El ha llenado mi alma de dicha y quietud; le canto, le sirvo, le adoro con solemnidad; porque El es quien guía mi vida, y mis pasos a la eternidad.
A Jehová canta mi alma, porque en El la calma pude encontrar; a Jehová elevo este canto, porque siendo Santo me dio santidad; para El son mis canciones, llenas de ilusiones, con integridad; para El he de vivir, porque ha prometido morar en mí.
Gozoso camino en la senda, porque voy con Dios, por fe puedo ver en los cielos su bella mansión; escucho a mi lado la voz de consolación, y gozo sintiendo su divina gloria, en mi corazón.
El joven que marcha inseguro a la eternidad, en Cristo hallará la confianza y seguridad; Jehová salvar quiere a las almas en su juventud, y puede salvarlas si a Cristo se allegan con solicitud.
Cantará mi lengua su alabanza cual ofrenda grata a su Creador buscará mi alma eternamente las glorias de su Salvador.
Jesucristo, Jesucristo, manda tu Consolador, quita al alma la tristeza, salva al cuerpo de dolor.
Las tinieblas y desesperanzas me rodeaban siempre sin cesar mas la gloria Eterna de mi Cristo nos ofrece eterna Salvación.
Y la paga del pecado es muerte Jesucristo así nos lo enseño al vertir su sangre sacrosanta del pecado así nos rescató.
Quiero hablarte de mi buen Señor, que mi vida toda transformó, mis pecados todos El quitó, y mi alma redimió; y en mi ser un nuevo canto hay porque Cristo me salvó, y ahora canto aleluya... El me redimió.
Es la estrella del amanecer es la roca de la eternidad es el agua viva que mi ser quiere beber, el camino de la Salvación, es la puerta de la eternidad, es el lirio de los valles El es mi amigo fiel.
Ahora canto aleluya... Siempre canto aleluya, ahora canto aleluya... A mi Salvador
Si es tu vida llena de pecar y no encuentras la felicidad ven escucha del Señor la voz... El te quiere libertar... En ningún otro hallarás la paz, como Cristo te la da del pecado y de la muerte... El te librará.
A la casa de Jairo iba Jesús, una grande multitud iba tras El, una pobre mujer llena de fe, no miró la multitud fue y lo tocó
Has tú cual la mujer que fue y tocó, el borde del vestido de Jesús, virtud salió de El, y ella sanó; y si le tocas tú sanas también.
Aquel pueblo era grande y numeroso, una parte creía en Jesús, pero el resto de enemigos injuriosos, hoy en día no se encuentra otro mejor.
Alguno me ha tocado dice Cristo, la multitud te oprime; le contestan; pero al tocarme virtud salió de mí, y con ella algún enfermo ha sanado.
Yo fui quien te tocó mi buen Jesús, mi mal ningún doctor pudo sanar; tu fama llegó a mí, y yo vine a ti, y ya sanada estoy, ¡Perdóname!
Al amanecer de la hermosa mañana, cuando las aves trinos cantan al Señor, puedo oir esa voz que me dice, toma tiempo para orar.
En Cristo ahora pongo mis cargas, El es más que vida en mí; El cambia mis desalientos, todo el día me acompaña aquí, ¿qué no oyes su invitación al jardín de oración?, toma tiempo para orar.
Si me buscas, yo enjugaré tu llanto, cuando muchos no te quieran ayudar, borraré tus tristezas y quebrantos, si das tiempo para orar.
Aunque ruda la tormenta se desate en derredor, al amparo de la Roca salvo estoy, aunque el cielo esté sombrío, no me invadirá el temor, al amparo de la roca salvo estoy.
Al amparo de la roca salvo estoy, Al amparo de la Roca salvo estoy, si a mi lado está el Señor, no tendré ningún temor, que al amparo de la Roca salvo estoy.
Cuando ruja el mar furioso, y agitado esté el turbión, al amparo de la Roca salvo estoy, en el puerto del reposo y velando en oración; al amparo de la Roca salvo estoy
Con ternura Dios me guía, en peligro y en dolor, al amparo de la Roca salvo estoy. En mis penas dulcifica, soy objeto de su amor, al amparo de la Roca salvo estoy.
Estoy maravillado de lo que mi Dios hizo, aquí formó un pantano, allá un paraíso, la rosa de Sarón florece en los pantanos, hermosas mariposas formó de los gusanos, del odio entre las razas, nos transformó en hermanos.
Estoy maravillado Señor de tus grandezas, me has dado la alegría en medio de mis tristezas, en medio de la lucha, en medio del dolor, tu sabes que soy débil, me has hecho un vencedor yo te quiero servir en el valle de los pantanos, yo quiero florecer donde me hayas plantado.
Estoy maravillado mas no quiero Señor entregarte mi canto hasta cuando brille el sol yo te quiero servir en el valle de los pantanos, yo te amo Señor aunque todos sean contrarios, yo te voy a seguir sólo o acompañado yo quiero florecer donde me hayas plantado.
Anhelo en las regias mansiones morar, do reina mi Salvador, escucha los ecos de un dulce cantar, de triunfo y de gran loor.
A mi supremo Rey alegre cantare, mis ojos han de ver la playa celestial, feliz y libre soy, y caminando voy, con júbilo, a mi eterno hogar.
Por senda escarpada quizá he de andar, el mundo me olvidará mas en la ribera del límpido mar los santos me esperan ya.
Gloriosa esperanza, inefable paz, que siente mi corazón, que dulce es tener comunión y soláz con Dios en adoración.
Eleva tu vista y contempla a Jesús, sé fiel a tu Rey y Señor, los nítidos rayos que nimban la cruz, te envuelvan en su esplendor.
En esta vida esperamos la victoria, la que el Señor, él mismo nos dará; después iremos a estar con él en gloria, donde se goza de eterna libertad.
¡Aleluya, aleluya, aleluya! ¡Aleluya, aleluya al Señor! ¡Aleluya, aleluya, aleluya! El nos libra del tentador.
Muchas moradas Jesús ha prometido, de las que dijo nos iba a preparar; dejando éstas por siempre en el olvido, jamás de ellas nos vamos a acordar.
Mil años dice, la paz será abundante, al que ha tenido gratuita salvación; su canto siempre dirá que fue triunfante, que fue librado de eterna perdición
Vestido blanco, también corona y palma, uno por uno al fin recibirá; la vida eterna que Dios al alma da, esta promesa nunca faltará.
Mil veces con el Maestro en santa comunión, escucho los acentos de hermosa agrupación.
//Aleluya Amén// Aleluya Amén, Amén, Amén, Amén
De aquellos que sufrieron sed, hambre y dolor; mas hoy glorificados están con el Señor.
Escucho los acentos del canto sin igual; y mi alma al punto se une al coro celestial.
Unido estoy con ellos ahora por la fe, mas pronto frente al trono, con ellos cantaré
Fuiste clavado en la cruz por causa de mi pecar y por eso mi Jesús humilde vengo a tus pies.
Señor, te estoy esperando que vengas aquí otra vez, por eso estoy orando de rodillas a tus pies.
No tengo mas que ofrecerte por tan grande salvación, y humilde vengo a darte mi contrito corazón.
Tu sufriste gran pesar por el mas vil pecador, y por venirme a salvar no sentiste tu dolor.
Cuando vengas otra vez con tus ángeles de luz, me verás allí a tus pies por la gloria de tu cruz.
Con el brillo de tu luz glorioso al resucitar, nos trajiste oh Jesús, reposo y vida eterna.
Allá en los olivos, se oyó una plegaria de un hombre postrado en humilde oración, en ella imploraba al amparo divino; la angustia era amarga en su corazón.
En soledad y en aquella amarga agonía se dio por su amor; solo ahí, con las aves formó un concierto uniendo su voz.
Los hombres que amaba, llevaba consigo para que velaran en cierto lugar; mas ellos dudando de aquella agonía y ajenos de todo durmieron en paz.
Cuando su plegaria termina con llanto, regresa, a los suyos viene a despertar. "La hora es llegada, mi alma está triste, la muerte se acerca, levantaos ya".
Estando aún hablando, una turba se acerca, vienen a aprenderle como a un malhechor; soldados romanos con palos y espadas son guiados por Judas el hombre traidor.
Haciendo gran burla, así lo juzgaron y allá entre los malos contáronle a él; a cambio de vida le dieron la muerte, por sus beneficios vinagre con hiel.
Así fue llevando la cruz al calvario y en ella el pecado de la humanidad; sus últimas frases fueron de bondad: "Perdónales Padre toda su maldad".
Oigo decir que más allá hay un buen lugar, donde el alma para siempre puede morar; donde la muerte nunca entra, nunca jamás, sino que allá con el Señor todo es solaz.
Allá quiero estar, allá quiero estar. Ver a Jesús, el Salvador y con él morar; allá quiero estar, allá quiero estar, y alabanzas a Jesús allá entonar.
No puedo dejar de anunciar que salva Jesús, trae al perdido de la noche a su gran luz; calma dará al peregrino en la tempestad, cantos por duelo te dará en su gran bondad.
Voy tan feliz en medio de pruebas aquí, porque yo sé que he de ver a Cristo allí; donde por siglos y por siglos en gloria sin fin, loores daré a Dios con arpa y con clarín.
Me dicen que hay una bella ciudad, allí quiero ir ¿y tú? en donde es eterna la felicidad, allí quiero ir ¿y tú? Jesús las mansiones nos fue a preparar, allí quiero ir ¿y tú? a donde la muerte no puede llegar, allí quiero ir ¿y tú?
//Alli quiero ir, allí quiero ir, allí quiero ir, ¿y tú?//
De perlas sus puertas, su mar de cristal, allí quiero ir, ¿y tú? es Cristo la luz del país celestial, allí quiero ir ¿y tú? allí los que moran jamás morirán, allí quiero ir ¿y tú? en donde terminan congojas y afán, allí quiero Ir ¿y tú?
Y cuando navegue la nave de Sión, allí quiero ir, ¿y tú? al darse a la vela para esa mansión, allí quiero ir, ¿y tú? y cuando me llame mi Cristo también, allí quiero ir, ¿y tú? y cuando los coros pronuncien Amén, allí quiero ir, ¿y tú?
Paz inmensa siento en mi alma hoy porque ya Cristo me redimió, me salvó del mal con su gran poder en la cruz do su sangre vertió.
¡Allí estaré! ¡Allí estaré! cuando la trompeta suene, allí estaré, ¡Allí estaré! ¡Allí estaré! al llamar mi nombre yo responderé.
Gloria sea a Cristo el Salvador, en verdad él es todo aquí; de todo el mundo es el Redentor, su Palabra lo dice así.
Cristo prometió que regresará a reinar con sus santos en luz; en las nubes pronto aparecerá, fue así que nos dijo Jesús.
Hay una mansión que fue a preparar, donde mora la felicidad; y allí con él hemos de reinar por toda la eternidad.
Una esperanza reina ya en mi ser, desde que vine de la oscuridad; vagaba errante y sin dirección, mas Cristo a mi alma le dio salvación.
La salvación está en Jesús, no dudes más de su poder; ven pues a él sin dilación, entrégale tu corazón.
Yo soy testigo del poder de Dios, muchos milagros él ha hecho en mí: Porque era ciego y ahora veo la luz, la luz celeste la cual es Jesús
Almas perdidas, ya no vaguen más. Vengan a Cristo, él les da el perdón; dejen el mundo y la vanidad, que sólo Cristo les da salvación.
Cristo ha pagado ya todo en la cruz, el sacrificio hizo por ti y por mí, resta que vengas al redil de Dios, arrepentido de todo mal.
Qué hermoso es que dos almas se unan en el Señor, en un acto tan solemne que Jesucristo aprobó.
Dios bendiga estas dos almas unidas por el amor; te pedimos que las guíes, oh Divino Salvador.
Tal vez tendrán muchas pruebas en su vida conyugal; pero tú les darás fuerza, para poder soportar.
Y si tú quieres, Señor, que prediquen tu verdad, despierta en ellos amor, para la humanidad.
Te pedimos los bendigas, oh Divino Salvador. Que el hogar que hoy se ha formado sea un ejemplo en su amor.
(25) Al santuario elevo mi voz
Al santuario elevo mi voz, en demanda de consolación; lucharé y siempre marcharé, por tener para siempre mansión.
Quiso Dios que su Hijo muriera; salvación para mí concediera, por medio de tan cruel sufrimiento, que llevó desde su nacimiento.
En mi arco yo no confiaré, mi confianza en ti la pondré; alentado por fe en Jesús, a su nombre la gloria daré.
Contra el malo mi lucha tendré, escudando mi ser por la fe; y al final yo mi triunfo tendré, y por siempre así cantaré.
Tu consejo siempre guardaré, y por tanto a ti clamaré; dame fuerza y aviva mi ser, y por siempre así cantaré.
Porla grandeza de tu poder mira dentro mi corazón, solo Tú has de saber, la causa de mi aflicción.
Oye oh Dios mi clamor, a mi oración atiende desde el cabo de la tierra clamaré a Tí, caundo mi corazsón desmayare a la peña más alta quiero me conduzcas para no perecer.
No me olvides Dios de bondad, se Tu mi amparo Señor solo en ti hay verdad seguro estoy en tu amor.
Por tu misericordia Señor, tenme libre de todo afán, mira el camino en que voy guardame Tú de satán.
Si anhelas tener gozo, paz y poder y has orado al Señor sin cesar; sólo habrá bendición, y oirá tu oración, si tu todo está en el altar.
¿De ofrenda tu todo está en el altar? ¿Te manda el Consolador? Si quieres bendición, dale tu corazón, sin reserva alma y cuerpo al Señor.
Si andamos con Dios y escuchamos su voz, paz hallamos, reposo y solaz; más reposo habrá, solo en su voluntad, mientras todo está en el altar.
Nunca entenderás, cuando recibirás bendiciones que el quiera impartir; alma y cuerpo hay que dar, puestos en el altar si deveras quieres recibir.
Con cuán grande amor nos amó el Señor; ¿Quien podrá nuestro gozo quitar? Gozaraás eternal comunión fraternal, cuando todo está en el altar.
Amo el nombre de Dios, amo el sublime, amo al Dios que me dio mi salvación, amo la mano poderosa y santa, que a secar mi lloro acude prsta.
Los brazos a donde yo pongo mi carga, que a mis trabajos sirven de consuelo. Son ellos para mi toda mi gloria, por eso canto así que Cristo me amó.
Cuando vagaba yo sin esperanza, la criminal acción mi alma manchó, solo su nombre lleno de ternura, los negros pecados de mi alma quitó.
Amo el nombre de Dios que es Jesucristo y mi fe triunfará en la aflicción por esto mismo yo le doy la gloria, porque el arma mia es la oración.
Me ama también lo se yo, lo comprendo vida me concedió por su dolor en El yo dejo todos mis pesares pues su santa mano me bendecirá.
Amor como el de Dios, no existe otro, amor sublime y lleno de perdón, por ese amor de Dios yo vivo en Cristo, Por ese amor de Dios yo soy feliz.
Amor de Dios, sublime y sin igual, que mi maldad pudiste perdonar, tu gracia y luz alcanza al pecador, solo tu amor, me pudo transformar.
De tal manera amó mi Dios al mundo, que derramó su snagre allá en la cruz, por ese amor de Dios yo vivo en Cristo, por ese amor de Dios yo soy feliz.
Un día en oración al Señor oí hablar; ardió mi corazón, al oír su voz llamar.
Anuncia mi evangelio al mundo de maldad, pues, mira que el tiempo muy cerca está en verdad.
Su cuerpo en dolor vi clavado en la cruz. Con lágrimas de amor: Me decía mi Jesús.
Su rostro vi también: La apariencia de un varón golpeado por el bien, y decirme al corazón:
Con gran dolor lloré al oir la petición; contigo yo seré: Me decía con pasión.
Aquel Santo Varón, rendido en aflicción subiendo en una cruz la cuesta del dolor; llegando a su fin, tendido allí quedó, sus manos traspasaron y al Padre él oró.
¡Perdónales mi Padre! que no saben quién soy, que acepten esta sangre que derramando estoy; que vean claramente mi triste situación, que por salvarles su alma me encuentro donde estoy.
La noche se cubrió de luto y de pavor, en densa obscuridad se vio Jerusalén; la vida de un varón, allí se ondenó, muy solo se encontraba, orando en aflicción.
Colgado allí sintió profunda sensación, sus manos y sus pies hinchados de dolor; también atravesó lo amargo en su pasión, angustiado clamaba, perdónales Señor.
Todo se conmovió la tarde del dolor, el cielo en su esplendor de manto se cubrió; la tierra en su temblor los muertos descubrió, y el velo del Santuario por medio se rompió.
Recibe Padre mío, mi Espíritu ¡Oh Dios! aquí queda mi cuerpo colgado en expiación; que vea todo el mundo lo que acabo de hacer, que acepten esta sangre que derramada fue.
¡Oh Jehová! escucha mis palabras, considera la meditación; está atento a la voz de mi alma, sé propicio en esta oración.
Siento mucho el haberte ofendido, y propongo más nunca pecar; sin ti yo me siento perdido, ven, consuélame, ¡oh Dios de bondad!
He vagado perdido en el mundo, sin tener a quien consultar; ahora siento un dolor muy profundo, mi conciencia me va a condenar.
Mi pecado está siempre delante, de mi mente no puedo borrar; sólo Cristo que fue inocente, con su sangre lo puede lavar.
Porque tú eres un Dios de clemencia, que concedes a todos perdón. Dame, ¡oh Dios! de tu gracia y potencia, do poder alcanzar salvación.
Una llaga podrida era mi vida, y tirado entre la basura tú me encontraste, y ahí extendiste tu mano y me levantaste, para curar mis heridas, que con amor me sanaste.
Que mal agradecido fueras tú si a mi Cristo dejares, y que cobarde fuera yo si de aquí me regresare; estoy a medio camino de la jornada, para llegar a Canaán donde será mi morada.
Perdona Señor Jesucristo, soy desobediente, y quisiera expresarte con canto, lo que mi alma siente; quisiera decirles que sanas a todas las gentes, que has transformado mi vida, y ahora soy diferente.
A solas al huerto yo voy, cuando duerme aún la floresta; y en quietud y paz con Jesús estoy oyendo absorto allí su voz.
El conmigo está, puedo oír su voz, y que suyo dice seré; y la gracia que hallo en Él ahí, con nadie tener podré.
Tan dulce es la voz del Señor, que la aves guardan silencio, y tan sólo se oye esa voz de amor, que inmensa paz al alma da.
Con El muy seguro yo estoy, aunque en torno lleguen las sombras; más ordena a ir que a escuchar yo voy su voz doquier la pena esté.
Cuando solo y triste me vi yo, y consuelo y paz no encontré, aclamé al que salva las almas, y al cuerpo le da sanidad.
A solas hablé con mi Cristo, le mostré toda mi necesidad, y tomando en sus manos mis cargas, salvación a mi alma le dio.
Por el mundo vagué yo sin Cristo, despreciando el amor del Señor, comprendiendo mi falta terrible yo busqué el perdón del Señor.
Hoy me siento feliz y contento, porque Cristo mi alma salvó, y si penas y luchas me agobian, siempre aclamo a mi Salvador.
Si tú quieres tener esta dicha, y hoy mismo salvo quieres ser sigue ahora mi humilde consejo, y entrégale a Cristo tu ser.
Ángeles cantando están tan dulcisima canción las montañas su eco dan como fiel contestación
Glo...ria (pianito) En lo alto Gloria Glo...ria en lo alto... Gloria a Dios
Los pastores sin cesar sus loores dan a Dios ¡cuán glorioso es el cantar de su melodiosa voz!
Oh, venid pronto a Belén para contemplar con fe a Jesús autor del bien; al recien nacido Rey
ÍNDICEBajo de las estrellas anduvo mi Jesús, en el jardín del Getsemaní. Donde luz no se halló, Cristo se arrodilló, cuando oró bajo del olivar.
Bajo del olivar, bajo del olivar, fue mi Cristo a solas a orar: Sea tu voluntad, ¡oh Padre Celestial! él clamó bajo del olivar.
Cuando al Padre él oró, muy triste se quedó, fue amarga la copa que bebió; vino un ángel del cielo y le confortó, cuando oró bajo del olivar.
Siempre sea mi canción el amor que mostró mi Jesús cuando oró en el jardín; gloria sea dada a él, mis culpas él llevó, cuando oró bajo del olivar.
(37) Bellas palabras de Cristo
Bellas palabras de Cristo, de Dios antiguo don, aun cuando aquí las cantamos, son nuevas al corazón; llaman al que descarriado, a aquel que perdido fue; ven a mi lado, dice: Descanso te daré.
Oíd su voz, tierna voz de amor, trae tu carga al Salvador, en su amor tú descansarás, ven ¡Oh! ven y oye su voz de amor.
Bellas palabras de Cristo, alumbran nuestro ser, en nuestra obscura senda, a él podremos ver. Llevemos a él la carga, amante nos sostendrá, "el que a mi lado viene descanso gozará".
Bellas palabras de Cristo, reposo nos darán; después del sufrimiento, corona ofrecerán. Allá contemplaremos, bellezas sin igual; su rostro allá veremos en gloria eternal.
Si tu estás en la presencia de Dios grandes cosas podrás recibir, no hagas duro mas el corazón su poder Cristo te hará sentir.
Cristo espera pecador que vengas ven recibe su dádiva hoy, Es quien te ama y te ofrece el perdón si te acercas a oir de su voz
Es quien tu alma te puede salvar porquue cortos los días ya están, a las puertas se oye su llamar sigue a Cristo y desecha a satán.
Nada vas de éste mundo a sacar de lo que siempre anhelas tener, siempre en Cristo te puedes salvar de este mundo que tiene que arder.
No hagas caso, el tentador almas quiere para su lugar, donde está el fuego impetuoso do el maligno y los suyos irán.
Que bonito mensaje oí de la Biblia, que bonito mensaje de Dios escuché, que mi Cristo ya viene su pueblo a levantar; si mi alma está limpia Cristo me llevará, de alegría y de gozo yo me puse a llorar; y ésta carne podrida y éste cuerpo vacío; aquí se quedará.
Tú amigo que me estás oyendo, escucha bein lo que te estoy diciendo, si deseas entrar a la gloria y te quieres librar del infierno, ya los días se nos van pasando al tribunal te vas acercando, vuelve en tí ya no sigas pecando, porque Cristo te estará juzgando.
Cuando estés en los cielos en presencia de Cristo, que tristeza tan grande será para tí, cuando se abran los libros y tu nombre no esté; y escuches la voz apartaos de mi por tu alma tan sucia, Cristo te dejará y en el lago de fuego, pagarás tu sentencia por la eternidad.
Todos los siervos de Jesucristo reciban hoy, la bienvenida de sus hermanos en el Señor.
Bienvenidos seáis hermanos, en el nombre bendito de Dios; hoy reunidos nos gozamos al saber que nos une su amor. Bienvenidos, bienvenidos, en el nombre de Cristo Jesús, porque sólo Jesús, nos da vida y salud y la gloria al que lleva su cruz.
Todo cristiano que ama a su hermano de corazón, no ve fronteras, va por la tierra sembrando amor.
Unid contentos todos los cantos con dulce voz; con reverencia, porque en presencia estáis de Dios.
Muy pronto unidos, los escogidos irán a Dios, y allá en el cielo tendrán su premio por su labor.
Los cielos cuentan Señor tu gloria y al universo, se oye alabar; el sol, la luna, mundo y estrellas cantan en coro, a tu bondad.
Incomparable y grande es Señor tu fortaleza y tu esplendor nada iguala Tu majestad, en mi bajeza puedo contemplar que al extenderme Tu brazo de amor solo ha sido por tu bondad.
La una noche, a otra noche, en su silencio suele cantar; tal como el día, en su hermosura, hablan del himno de tu bondad.
Siendo el Sublime, el Infinito te subajaste, para mirar nuestra bajeza, nuestra miseria y nos salvaste por tu bondad.
Dame Dios mio, el que yo eleve mi alma contigo al meditar, en tu grandeza y en mi miseria que tú has unido por tu bondad.
Nunca esperes el momento de una grande acción ni que pueda lejos ir tu luz; de la vida a los pequeños actos da atención, brilla en el sitio donde estés.
Brilla en el sitio donde estés, brilla en el sitio donde estés: Puedes con tu luz algún perdido rescatar, brilla en el sitio donde estés.
Puedes en tu cielo alguna nube disipar, haz a un lado tu egoísmo cruel; aunque sólo un corazón pudieres consolar, brilla en el sitio donde estés.
Puede tu talento alguna cosa descubrir do tu luz podrá resplandecer; de tu mano el pan de vida puede aquí venir, brilla en el sitio donde estés.
Cada día Cristo me llama de perfecta paz, cada día a Cristo le amo más y más; El me salva y guarda, y sé que pronto volverá; y vivir con Cristo, más dulce cada día será.
Cada día con Cristo deseo en comunión estar; cada día de Cristo su nombre ensalzar; El me da la vida y fiel a El le seguiré, de mi alma perdida en El la salvación hallé.
Cada día Cristo a mí alma da seguridad; cada día Cristo me da más santidad; y un día con Cristo por siempre mi alma vivirá; gozando de dicha y eterna felicidad.
Cada día con Cristo mi alma en comunión está; cada día Cristo su bendición me da; soy feliz por Cristo a El yo siempre serviré y un día con Cristo en gloria eterna viviré.
Cada día de Cristo su paz mi alma gozará; cada día Cristo su Espíritu me da; y un día con Cristo su Iglesia a El se unirá; viviendo por siglos en una hermosa claridad
Ven, amigo, a Cristo; acepta de El la salvación; ven, si, ven a Cristo, El te dará el perdón; y la paz de Cristo siempre estará en tu corazón; e irás con Cristo a gozar, siempre en su mansión.
Gozándome yo voy para aquel hogar, caminando, caminando; yo siempre no me quiero aquí quedar, caminando para aquel hogar.
Caminando, caminando para aquel hogar en donde está Jesús; caminando, caminando de la mano del Señor Jesús.
Dejando este mundo y todo mal, caminando, caminando; Jesús ha prometido conmigo estar, caminando para aquel hogar.
Yo quiero pecadores también llevar, caminando, caminando; para que Cristo los pueda hoy salvar, caminando para aquel hogar.
Entonces yo a Cristo allí veré, caminando, caminando; por siempre yo su nombre alabaré, caminando para aquel hogar.
En tu ser un dulce canto gozarás, de alegría cada día; aunque pruebas y tristeza encontrarás, en tu ser un dulce canto gozarás.
Cántico celeste en la noche tendrás, en tu corazón, aunque en aflicción; fácil es cantar cuando reina la paz, pero en el dolor es mejor cantar.
Ya la noche pasará con su pavor, de tus penas ya no temas; hoy trabaja ora y sirve a tu Señor, pronto el sol alumbrará en tu corazón.
Tus apuros siempre debes olvidar, ten en tu alma, dulce calma; no te olvides que la noche pasará, y en tu ser un dulce canto gozarás.
En presencia estar de Cristo, ver su rostro, ¿qué será? cuando al fin en pleno gozo, mi alma le contemplará.
¡Cara a cara espero verle. Más allá del cielo azul: Cara a cara en plena gloria, he de ver a mi Jesús!
Sólo tras oscuro velo, hoy lo puedo aquí mirar: Mas ya pronto viene el día, que su gloria ha de mostrar.
¡Cuánto gozo habrá con Cristo cuando no haya más dolor, cuando cesen los peligros y ya estemos en su amor!
Cara a cara, ¡Cuán glorioso ha de ser así vivir: Ver el rostro de quien quiso nuestras almas redimir!
Con qué pagaremos el inmenso amor, que diste tu vida por el vil pecador; Señor Jesucristo, conforta mi alma, para que yo pueda vencer en la lucha, y servirte mejor.
No tengo que darte, por amarme tanto, recibe este canto mezclado con llanto, de mi corazón.
Y cuando la noche extienda su manto, mis ojos en llanto en ti fijaré; alzando mis ojos, veré las estrellas, yo sé que tras ellas, cual Padre amoroso tú velas por mí.
No puedo pagarte con oro ni plata, el gran sacrificio que hiciste por mí; en cambio recibe la ofrenda humillada, la ofrenda humillada, Señor Jesucristo, mi fiel corazón.
Con tu amor y tu sangre preciosa, me limpiaste por siempre, ¡oh Jesús! hoy camino en tu senda gloriosa, con tu cruz, con tu cruz, ¡oh Jesús!
Me alimenta tu gracia divina, me sustenta tu amor que da paz; amor puro esta luz que ilumina; de tu amor, de tu amor, dame más.
No permitas que deje tu senda, por pesada que sea tu cruz; haz que en mi alma una llama se encienda, con tu luz, con tu luz, ¡oh Jesús!
Cuando suba contigo a los cielos, en morada feliz viviré; dulces cantos de amor y consuelo, cantaré, cantaré, cantaré.
//Con tu sangre, nos has redimido, para nuestro Dios De todo linaje, pueblo, lengua y nación Nos has hecho reyes, y sacerdotes, para nuestro Dios Y reinaremos sobre la tierra Gloria al Cordero de Dios Exaltad al Cordero de gloria Adorad al que vive y reina Adorad al Dios altísimo Padre eterno//
///Cordero de Dios///
En las olas inmensas de embravecido mar, que asaltan a mi alma la pobre embarcación: De rodillas a Cristo clamé, y el huracán deshecho fue al instante a la voz de Dios.
Es Cristo la Roca, el ancla de mi fe; los males, lamentos, y ayes de temor, terminan por siempre, con mi supremo Rey; es Jesucristo mi refugio.
Me guarda de peligros, de pruebas, de dolor; él manda que los vientos no agiten tempestad: Los mares se detienen, la ola reposó, y en Cristo fijo el ancla, confiando más.
Mi dulce Salvador, sí, mi hermoso amigo y Dios, que libra de tristezas y aleja amarga hiel: Por fe yo iré al cielo, mansión del ser de amor, la fuente inagotable de dicha y bien.
(79) Cuando allá se pase lista
Cuando la trompeta suene en aquel día final, y que el alba eterna rompa en claridad; cuando las naciones salvas a su patria lleguen ya, y que sea pasada lista, allí he de estar.
Cuando allá se pase lista, Cuando allá se pase lista, Cuando allá se pase lista: A mi nombre yo feliz responderé.
En aquel día sin nieblas, en que muerte ya no habrá, y su gloria el Salvador impartirá; cuando los llamados entren a su celestial hogar, y que sea pasada lista, allí he de estar.
Trabajemos por el Maestro, desde el alba al vislumbrar; siempre hablemos de su amor y fiel bondad, cuando todo aquí fenezca y nuestra obra cese ya, y que sea pasada lista, allí he de estar.
Cuando Cristo me halló perdido en el pecado, su mano me extendió y así me ha libertado.
Jesús, gracias te doy por haberme libertado, por haberme sacado de aquella perdición; donde no había paz, sólo llanto y dolor, ahora yo me gozo contigo mi Señor.
Lo que antes para mí era ganancia vil, lo tengo por basura sirviendo a Cristo aquí.
Crucificado estoy con Cristo mi Señor, a él sea la honra y gloria por su amor.
Cuándo estoy desalentado pienso más en mi Señor, hay momentos que en la vida siento ya desfallecer, pero luego, luego pienso que en sus brazos estaré.
Cuando más enfermo estoy Cristo me quita el dolor, me da completa salud a mi ser si enfermo estoy, y si es que ya llegó el momento de partir, sé que mi alma irá a dar a los brazos del Señor.
Nada, nada de este mundo de su amor me apartará, ni las luchas, ni las pruebas, cuantas cosas pasarán; pero sé que Jesucristo, de mí no se apartará.
Cuando llegue el final de esta vida fugaz, yo diré que Jesús en mi alma triunfó. Qué gozoso estaré en aquel resplandor, los que Cristo compró ahí se reunirán.
Ante el trono de Dios, ahí se reunirán todos los redimidos, y a una voz cantarán.
El Cordero de Dios nuestro todo será, en su real esplendor el nos alumbrará. La gran Jerusalén, la ciudad celestial, desde el cielo de Dios se verá descender.
Oh Jehová, mucho te has enaltecido, has puesto tu habitación sobre el monte de Sión, hasta tu mansión, cuando veo los cielos, la luna y las estrellas, digo cuán grande es Jehová y todas ellas.
Digo: ¿Quién es el hombre para que le visites? ¿y el hijo del hombre para que tengas memoria de él? Le hiciste menor que los ángeles del cielo, coronástelo de gloria, todo pusiste bajo de sus pies.
Oh Jehová mucho te has engrandecido con tu grande majestad, haste vestido de luz y de esplendor; cuando vengas en tu gloria cubierto de resplandor, diré cuán grande es Jehová y su potencia.
Oh Jehová mucho te has compadecido de este mundo tan atroz, hazle brindado perdón y redención; cuando dejaste tu trono, y aquí tu vida entregaste; cuán admirable es tu amor y tu clemencia.
Señor, manifiesta tu poder, haz que vuelva a nacer, en mi corazón; tú que hiciste los cielos y la tierra, y diste paz y gozo a mi corazón.
Señor, dame más sabiduría, para que yo cada día pueda así con alegría, alabarte mi Señor, Jehová bendito sea tu nombre, tu nombre sea bendito y glorificado por la eternidad.
Señor, eres Tú mi protector, gloria sea al Salvador; por tu amor manifiesta tú poder santificado, para que yo postrado, te adore ante tus pies.
Señor, eres Tú mi Redentor, hoy te alabo Salvador, por tu amoy y te imploro de tu misericordia, para reinar en la gloria, Divino Salvador.
Dame un nuevo corazón, que te alabe noche y día; dame un nuevo corazón, y que seas tú mi guía; dame un nuevo corazón, y que sea morada tuya; dame un nuevo corazón, dame un nuevo corazón, Aleluya.
Quiero amarte mi Señor, porque estoy agradecido; ya me diste salvación, y es un Don inmerecido; me cambiaste el corazón, y me diste nueva vida. ¡Oh! Qué hermoso amar a Dios. ¡Oh! Qué hermoso amar a Dios, Aleluya.
Quiero serte fiel Señor, por el don que tú me has dado; por tu gracia y tu bondad, tu nombre es glorificado; me propongo a ti servir, porque a mí tú me has amado; hoy te doy mi gratitud, hoy te doy mi gratitud. Aleluya.
Cuán bello es en ti confiar, nuestras penas y desvelos; la angustia pronto se va, y en ti hallamos el consuelo; por el grande amor de Dios elevo mi canto al cielo. Ya es de Dios mi corazón, ya es de Dios mi corazón. Aleluya.
Señor yo te suplico me hagas humilde de corazón, y sé que tú me escuchas y no desprecias esta oración, yo quiero amarte siempre y estar contigo en la mansión, ¡Oh, Padre! yo te pido misericordia, dame perdón.
Después de la tormenta viene la calma viene la paz, si a Cristo de rodillas tú se la pides, él te la da; no importa que legiones del enemigo te hagan sufrir, al nombre de mi Cristo, Sagrado nombre tendrá que huir.
A ti Jesús bendito, Rey de los reyes, mi grande amor; a ti mi Dios te pido tengas piedad de éste pecador, no quiero que sea en vano, lo que sufriste por mí en la cruz; guíame al buen camino, yo quiero siempre mirar tu luz.
Sé bien que te he ofendido, y no merezco tu protección; bendito, a ti te ruego, mírame Padre con compasión. Jesús divino y santo, tiende tu manto sobre mí, y no me dejes solo hasta yo verme junto de ti.
Cuando estés cansado y abatido, dilo a Cristo, dilo a Cristo; si te sientes débil, confundido dilo a Cristo el Señor.
Dilo a Cristo, dilo a Cristo, él es tu amigo más fiel; no hay otro amigo como Cristo, dilo tan sólo a él.
Cuando estés de tentación cercado, mira a Cristo, mira a Cristo; cuando rujan huestes de pecado, mira a Cristo el Señor.
Si se apartan otros de la senda, sigue a Cristo, sigue a Cristo; si acrecienta en torno la contienda, sigue a Cristo el Señor.
Cuando llegue la final jornada, fía en Cristo, fía en Cristo; te dará en el cielo franca entrada, fía en Cristo el Señor.
Fía en Cristo...
Cristo te invita que vengas si ya te sientes cansado, Él en sus brazos te ampara, si tu le buscas a Él.
Dios es amor, Dios es amor, y el que vive en amor vive en Dios, y Dios en Él.
En su Palabra divina, y por su amor nos declara, que para Él no hay imposibles, de algo que no pueda hacer.
Vence las dificultades, y a Cristo dale tu vida, no desprecies al que te ama, Cristo el Divino Dios.
Este mundo nada ofrece, solo males y aflicción, a Cristo dale tu vida El te dará salvación.
Dios es mi salvación, Dios es la fuente de la vida; Dios es mi salvación, y su palabra es mi guía. Comprende él muy bien el dolor de los humanos, él mismo se humanó y habitó entre los mortales.
Y sus promesas que me hacen soñar, y sus bondades que son sin igual, que fluyen libre cual un manantial, de gracia y amor. Cuando al sentir en mi ser su poder, de pronto empieza el llanto a brotar, y me satura con su resplandor, en dulce oración.
Dios es mi salvación, es la esperanza de la humanidad; Dios es mi salvación, el que me imparte de su gracia. Comprende él muy bien el dolor de los humanos, el que creyere en él disfrutará de vida eterna.
Cada paso que das en la senda en que vas, hay un Dios que te vé, engañarle jamás a ese Dios no podrás hay un Dios que te vé.
Dios te vé, Dios te vé, mira bien el camino en que vas, Dios te vé, Dios te vé, engañarle jamás tú no podras.
No es oculto tu hablar ni tampoco tu pensar, hay un Dios que te vé, mira bien si tu senda ha causado pesar, hay un Dios que te vé.
No podrás ocultar a ese Dios tu dudar, Él te vé, Él te vé; Él conoce tu pensar y tu forma de hablar, hay un Dios que te vé.
No le tengas temor a la prueba o dolor hay un Dios que te vé, Él te dá su amor y te dá salvación, hay un Dios que te vé.
Si tu piensas que vas en camino de paz, hay un Dios que te vé, Si murmuras de aquel que te alumbra y da paz, hay un Dios que te vé.
Divino compañero del camino, tu presencia siento yo al transitar; ella ha disipado toda sombra, ya tengo luz, la luz bendita de su amor.
Quédate, Señor, ya se hace tarde, te ofrezco el corazón para posar; hazlo tu morada permanente, acéptalo, acéptalo mi Salvador.
La sombra de la noche se aproxima, y en ella el tentador acechará; no, no me dejes solo en el camino, ayúdame, ayúdame hasta llegar.
Contigo la jornada se hace corta, no habrá sed, ni sol fatigará; si en el mar las olas amenazan, tu sobre ellas majestuoso andarás.
Un día orando le dije a mi señor Tú el alfarero y yo el barro soy Moldea mi vida a tu parecer Haz como tú quieras Hazme un nuevo ser.
//Me dijo no me gustas te voy a quebrantar Y en un vaso nuevo te voy a transformar Pero en el proceso te voy a hacer llorar Porque por el fuego te voy a hacer pasar.
Quiero una sonrisa cuando todo va mal Quiero una alabanza en lugar de tu quejar Quiero tu confianza en la tempestad Y quiero que aprendas también a perdonar//.
Las Sagradas Escrituras son el buen aventador; las que guardan bien el trigo en el alfolí de Dios, también la Iglesia de Cristo es el alfolí de Dios, la que guarda el pan de vida y el agua de salud.
Vamos al alfolí de Dios, ¡cantemos aleluya! que el viento ya está soplando y el trigo se está apartando; vamos al alfolí de Dios, que el viento está soplando y hay preparado banquete, para los que van entrando, sopla, viento, sopla más, y el trigo apartarás; sopla, viento, sopla más y la paja volará.
Si alguno oyere del Padre, viene al alfolí de Dios; Cristo le da de comer como me está dando a mí; si hambre tienes de justicia, oye palabra de Dios; serás bienaventurado, y harto de consolación.
El Espíritu te llama y la Esposa te convida, diciéndote que de balde bebas agua de la vida y si arrepentido vienes, por la puerta tú entrarás, y en el nombre de Jesucristo, bautizado tú serás
No hay amor como el de Dios que me llena el corazón, que penetra en mí, que me inspira más, el amor de mi Señor.
El amor de mi Señor, que renueva el corazón, dulce amor de Dios, tierno y puro es, el amor de mi Señor.
Borrará mi rebelión, el amor de mi Señor, su bondad de Él, es consuelo en mí, gozo y paz en mi aflicción.
En un aposento alto con unánime fervor, ciento veinte esperaban la promesa del Señor.
///Dios manda tu gran poder/// a cada corazón.
Con estruendo de los cielos descendió la gran virtud todos fueron bautizados con el Santo Espíritu.
Este gran poder antíguo es del fiel, celeste don; prometido a los creyentes de humilde corazón.
Dios está restituyendo este gran Pentecostés, y el Espíritu sus dones nos reparte otra vez.
El fin del mundo se acerca ya, el evangelio se acabará, ya las señales se están mirando, se está cumpliendo lo que escrito está.
Querido amigo Cristo te llama, no hagas duro tu corazón; ríndete a Cristo, él quiere tu alma, y tendrás parte en la resurrección.
En aquel día andarán las gentes desesperadas por su maldad, será muy tarde para ese entonces, los que predican ya no existirán.
Al toque de la final trompeta los que creyeron se salvarán, el justo juez sentenciará a todo aquel que haya hecho el mal.
Elías en el Carmelo fué a conferenciar con todos los profetas que eran siervos de baal, que a rescatar al pueblo de su iniquidad y venció a profetas en el Nombre de Jehová.
//Respóndeme Jehová, respóndeme Jehová, para que este pueblo vea que eres el Dios de Abraham//
Elías decía al pueblo, con toda potestad, hoy debo presentarme con este Rey Achab, porque alborota al pueblo, y lo hace claudicar haciéndolo apartarse de las leyes de Jehová.
Decía Elías al pueblo, tan sólo quedo yo, de todos los profetas que eran siervos de Jehová he venido a anunciarles a todos con verdad los Santos Mandamientos no se deben profanar.
Los profetas son del tipo, de los pueblos y de afán, baal el diablo mismo que nos quiere apartar, del santo amor de Cristo y su patria celestial, y d esa paz y gozo que sólo Él nos puede dar.
Clavado en una cruz fué el amado y tierno Hijo de Dios por mi pecado, su rostro veíase ensangrentado, herido fué también de su costado.
//Elí, Elí, lama sabachtani//, ¿Dios mío, por qué me has desamparado? Elí, Elí, lama sabachtani.
La luz tierna y fugaz de su mirada, en lágrimas hallábase inundada con tierna compasión allí clamaba, mi alma hasta la muerte está angustiada.
la turba de malignos se acercaba, con ellos venía el que le entregaba, llevado luego fué ante Pilato juzgado por su pueblo tan ingrato.
Pendiente de la cruz su alma herida, sedienta y en dolor se halló su vida, sufriendo y en dolor ahí clamaba, rogando a su Dios que no lo abandonara.
(155) El Jordán solo no cruzaré
Cuando esté en las riberas del río Jordán, y que el mar tempestuoso esté; me estará esperando mi Cristo allá, y el Jordán solo no cruzaré.
El Jordán solo no cruzaré, mi Jesús redimió ya mi ser; las tinieblas huirán, que combaten mi ser, y el Jordán solo no cruzaré.
Muchas veces me siento olvidado al mirar, mis amigos que tanto estimé; pero hay uno que siempre conmigo está, y el Jordán solo no cruzaré.
Aunque sufra tristeza, dolor y pesar, sé que Cristo no me dejará; y al fin de mi vida gozoso veré, que el Jordán solo no cruzaré.
Este mundo y los pesares de la vida y las cosas que tendremos que sufrir ya muy pronto quedarán el el olvido cuando Cristo por su pueblo ha de venir.
Por la fé Enoc fué recibido en gloria, por la fé Moises salvó a Israel, por la fé alcanzaré misericordia, por la fé también el justo vivirá.
En la gloria esplendorosa de los cielos, las tristezas, los afanes y el dolor, no podrán volver jamás a mi memoria, la bondad de Dios por siempre alabaré.
Siento en mi alma la esperanza que me alienta, siento un gozo inefable en mi ser, algo extraño que a mi corazón conmueve, porque Cristo es la esperanza de mi ser.
El mundo no es mi hogar, yo de pasada voy; tesoros mil dejé por seguir a Jesús. Los ángeles a mí me esperan al llegar, yo no siento que sea este mundo mi hogar.
Señor, no hay amigo como tú; no hay otro mejor bajo este cielo azul; los ángeles a mí me esperan al llegar, yo no siento que sea este mundo mi hogar.
Me esperan al llegar, esto muy bien lo sé; mi nombre escrito fue cuando me bauticé. Aunque yo débil soy, yo sé que he de llegar; ya no siento que sea este mundo mi hogar.
Ya tengo a mis hermanos, en el celeste hogar; me extienden ya la mano, me esperan al llegar. Mi parte debo hacer, si quiero, allá gozar; ya no siento que sea este mundo mi hogar.
La señal que fue desde el principio dada a la humanidad; príncipe de paz será su nombre por toda la eternidad.
Es el nombre que era oculto, que no era revelado; Jesucristo, este es su nombre, y en él debéis ser bautizados.
Fue el Mesías grande y verdadero, que a la tierra descendió; trajo a las gentes luz y vida, mas el mundo no creyó.
Hay un solo nombre dado al mundo, por el cual se salvará; ese nombre da virtud y gracia, y el que cree, salvo será.
¡Oh, hermano!, ¿sabes tú que Cristo te podrá salvar a ti? ven a él renaciendo de nuevo, y él pondrá su Espíritu en ti.
El Rey de gloria está llamando a salvación la humanidad; sus bendiciones derramando, para salud y santidad.
¡Oh, ven!... ¡venid!... Ven sin tardar... ¡oh, sí venid! al Rey... Jesús.... (A nuestro Rey) (el Salvador), a quien murió por darnos salvación y luz.
Almas perdidas que en la tierra anhelan siempre el bienestar; el Rey de gloria hoy os espera y de su bien participar.
Por su Palabra llama al hombre, a obedecer en santidad, bautizándose en su nombre, y en su doctrina edificar.
Jesús al hombre es el camino, él es la vida y la verdad; es Padre eterno, Amor Divino, por la perpetua eternidad.
El día viene cuando todos en su presencia estarán, los redimidos en su nombre, con él por siempre reinarán.
Si los vientos te obedecen, si la mar por ti se calla ¿por qué hay hombres que dicen que tú no vives? si la tierra tú la riegas con la lluvia de los cielos ¿por qué hay hombres que dudan tanto de ti? es mi anhelo que las flores le dijeran a los hombres, por cual mano todas ellas fueron creadas, ellos luego entenderían, que sin ti no existiría lo más bello que en el mundo puedo ver.
//Yo se que él vive, pues lo veo en la risa de un niño, cuando voy pasando al oir el bramido del mar que me dice cantando: que hay un Dios verdadero, que hizo toda la creación.//
Si tan solo en Tí se encuentra, la feicidad completa, como hay hombres que dicen que son felices, tal vez tengan sus riquezas, pero niegan Tú existencia, yo se bien que ellos, engañan su corazón. Oh Dios mio yo te pido, que comprendan ellos mismos, que Tú eres el que puede ayudarles. a que sientan en su vida, la felicidad completa, que un día pude yo encontrar en Tí.
En el mundo perdido me hallaba, cuando él me encontró; no existía esperanza en mi vida, no era feliz; pero gracias a Dios que nos ama, él me libertó; esperanza en mi vida Jesús ha puesto en mi ser.
Oh que gozo yo siento en mi alma, Jesús mora en mí; es un gozo tan grande que quiero servirle hasta el fin; su Palabra nos dice que el Hijo de Dios volverá, él vendrá por su Iglesia, que dicha tan grande será.
Una Iglesia sin mancha ni arruga él se llevará, por lo tanto hay que estar preparados, él nos llevará; en las nubes será nuestro encuentro con el Salvador, a las bodas de Cristo el cordero, el Hijo de Dios.
Cristo está buscando obreros hoy, que quieran ir con él; ¿Quién dirá: "Señor contigo voy, yo quiero serte fiel?"
¡Oh, Señor, es mucha la labor, y obreros faltan ya; danos luz, ardiente fe y valor, y obreros siempre habrá!
Cristo quiere mensajeros hoy, que anuncien su verdad; ¿Quién dirá: "Señor yo listo estoy, haré tu voluntad?"
Hay lugar si quieres trabajar, de Cristo en la labor; puedes de su gloria al mundo hablar, de su bondad y amor.
¿Vives ya salvado por Jesús, su amor conoces ya? ¡Habla, pues, anuncia que en la luz de Cristo vives ya!
En el monte Calvario estaba una cruz, emblema de afrenta y dolor; mas yo amo esa cruz do murió mi Jesús, por salvar al más vil pecador.
¡Oh! yo siempre amaré esa cruz: en sus triunfos mi gloria será; y algún día en vez de una cruz, mi corona Jesús me dará.
Y aunque el mundo desprecie la cruz de Jesús, para mí tiene suma atracción; pues en ella llevó el Cordero de Dios, de mi alma la condenación.
En la cruz de Jesús do su sangre vertió, hermosura contemplo sin par; pues en ella triunfante a la muerte venció, y mi ser puede santificar.
Yo seré siempre fiel a la cruz de Jesús, sus desprecios con él llevaré, y algún día feliz con los santos en luz para siempre su gloria veré
Me hirió el pecado, fui a Jesús, mostrele mi dolor; perdido, errante, vi su luz, bendíjome en su amor.
En la cruz, en la cruz, do primero vi la luz, y las manchas de mi alma yo lavé: Fue allí por fe do vi a Jesús, y siempre feliz con él seré.
Sobre una cruz, mi buen Señor su sangre derramó, por este pobre pecador a quien así salvó.
Venció la muerte con poder, y al cielo se exaltó; confiar en él es mi placer, morir no temo yo.
Aunque él se fue solo no estoy: Mandó al Consolador, divino Espíritu, que hoy me da perfecto amor.
Que mi vida entera esté, consagrada a Ti, Señor; que a mis manos pueda guiar, el impulso de tu amor.
Lávame en tu sangre, Salvador, límpiame de toda mi maldad; traigo a Ti mi vida, para ser, Señor, tuya por la eternidad!
Que mis pies tan sólo en pos, de lo santo puedan ir, y que a Ti, Señor, mi voz, se complazca en bendecir.
Que mi tiempo todo esté, consagrado a tu loor, que mis labios al hablar, hablen sólo de tu amor.
Toma, ¡oh Dios! mi voluntad, y hazla tuya, nada más; toma, sí mi corazón, por tu trono lo tendrás.
Toma Tú mi amor, que hoy, a tus pies vengo a poner; toma todo lo que soy, todo tuyo quiero ser.
(206) Eres limpio en la sangre
¿Has hallado en Cristo plena salvación, por la sangre que Cristo vertió? toda mancha lava de tu corazón: ¿Eres limpio en la sangre eficaz?
¿Eres limpio en la sangre, en la sangre de Cristo Jesús? ¿es tu corazón más blanco que la nieve? ¿eres limpio en la sangre eficaz?
¿Vives siempre al lado de tu Salvador, por la sangre que él derramó? ¿del pecado eres siempre vencedor? ¿eres limpio en la sangre eficaz?
¿Tendrás ropa blanca al venir Jesús? ¿eres limpio en la fuente de amor? ¿estás listo para la mansión de luz? ¿eres limpio en la sangre eficaz?
Cristo ofrece hoy pureza y poder, ¡oh acude a la cruz del Señor! él la fuente es que limpiará tu ser, ¡oh, acude a su sangre eficaz!
Dios con su poder afirmó los cielos y la tierra, a las estrellas vistió de claridad, y la expansión obra de sus manos habla doquiera; mas el milagro más grande del mundo fue el sacrificio de Jesús, allá en la cruz.
¡Oh manantial, fuente de misericordia! sol de justicia es tu compasión; vida eternal es la ofrenda de tu gloria, dulce esperanza que llena el corazón.
Incontables son las riquezas de su alabanza; casa de Dios, feliz hogar e intensa luz; indecibles son los misterios que hay en lontananza; mas el milagro más grande del mundo fue el sacrificio de Jesús, allá en la cruz.
Roca de salud es la ley de su tierna clemencia; con su poder sostiene al mundo en su lugar, muy sublimes son las virtudes de su gran potencia; mas el milagro más grande del mundo fue el sacrificio de Jesús, allá en la cruz.
Cuán sublimes son las palabras de su fortaleza, puso en las puertas el perdón, por su bondad, manto de salud puso sobre la naturaleza; mas el milagro más grande del mundo fue el sacrificio de Jesús halla en la cruz.
Espera al pecador mi Señor, le quiere perdonar su maldad, quiere darle hoy de su gran bondad, no desprecies jamás esta verdad.
Galardón tengo en gloria, donde está mi Jesús, mi Rey; galardón tengo en gloria, donde está mi Jesús, mi Rey.
Espera al pecador mi Señor, que venga hasta sus pies con amor, quiere darle hoy de su gran bondad, quiere darle la entrada a su mansión.
Si sirvo a mi Señor con lealtad, me espera un galardón más allá; si en la tumba estoy, y si yo fui fiel, el Señor de allí me levantará.
Tan cruenta fue la muerte de Jesús, que en una cruenta cruz expiró, fue por ti y por mí, lo que Dios sufrió, nunca más le podremos a él pagar.
(224) Gloria a Tí Jesús divino
¡Gloria a ti, Jesús divino, gloria a ti por tus bondades! ¡gloria eterna a tus piedades! querido Salvador.
¡Gloria, gloria aleluya! ¡gloria, gloria aleluya! ¡gloria, gloria aleluya! a nuestro Salvador.
Tú me amaste con ternura, y por mí en la cruz moriste; con ternura me quisiste, querido Salvador.
Tengo fe sólo en tu muerte, pues con ella me salvaste; vida eterna me compraste, querido Salvador.
Te veremos en el cielo: A vivir contigo iremos; tu presencia gozaremos, querido Salvador.
Ten valor, valor cristiano, Cristo es tu mejor amigo: El te llevará consigo, Jesús es tu Señor.
Gracias te doy Señor de todo corazón por tu sublime amor, Señor gracias te doy, dame tu bendición, escucha mi oración, quiero participar en tu santa mansión.
//Donde quiera que estoy, siempre escucho tu voz que me dice no temas, que yo contigo estoy//.
Ayúdame a vencer, por siempre al tentador, no permitas que yo me olvide de tu amor, en el apóstol Juan miro la perfección; de Judas el traidor, desprecio la traición.
Cuando vengas Señor tu pueblo a levantar, permíteme que yo, no me vaya a quedar, impárteme tu amor y tenme caridad, para que Tú Señor, tengas de mí piedad.
Te pido mi Señor por la congregación para poder estar unidos en amor, en primera de Juan, no hay equivocación por su palabra fiel nos habla del amor.
Quiero participar en tu santa mansión, que yo sea como Juan, apóstol del amor. No permitas que yo, me trate de vengar, del odio y del rencor, del que no sabe amar.
(234) Grandes cosas Cristo ha hecho para mi
Hallé un buen amigo, mi amado Salvador, contaré lo que él ha hecho para mí: Hallándome perdido e indigno pecador, me salvó y hoy me guarda para sí. Me salva del pecado, me guarda de Satán: Promete estar conmigo hasta el fin; ¡aleluya! él consuela mi tristeza, me quita todo afán, grandes cosas Cristo ha hecho para mí.
Jesús jamás me falta, jamás me dejará, es mi fuerte y poderoso protector; del mundo me separo, y de la vanidad, para consagrar mi vida al Señor. Si el mundo me persigue, si sufro tentación, confiando en Cristo puedo resistir; ¡aleluya! la victoria me es segura, y elevo mi canción; grandes cosas Cristo ha hecho para mí.
Yo sé que Jesucristo muy pronto volverá, y entre tanto me prepara un hogar, en la casa de mi Padre mansión de luz y paz, do el creyente fiel con él ha de morar; llegándome a la gloria, ningún pesar tendré, contemplaré su rostro siempre allí; ¡aleluya! con los santos redimidos gozoso cantaré; grandes cosas Cristo ha hecho para mí.
Guíame Cristo bendito, dirígeme en tu senda, no permitas que nada me separe de tí, con tu amor infinito, tu mano me sostenga, y a tu santa morada, llegaré un día feliz.
Guíame Señor, Tú eres mi Salvador, nada podré hacer sin Tí; se mi ayudador, aún en el dolor y yo te serviré aquí.
Cuando entre la tormenta, cruzo el mar de la vida, y mi endeble barquilla, siente ya naufragar, mi confianza esta puesta en Jesucristo, mi guía, mi glorioso piloto y al puerto he de llegar.
Feliz sigo vagando, no sintiendo temores, de los hondos peligros, que acechan mi ser, y si a veces llorando, no es porque añore flores, mas de gozo entiendo, que a mi Cristo he de ver.
Al Señor yo le quiero servir, porque sé que él me puede salvar; pues promete llevarme a vivir, donde siempre le pueda mirar.
He peleado la batalla, Señor: Le diré mi carrera al terminar, y también he guardado la fe, sólo espero me vengas a llevar.
Con aquellos que no tienen fe en el mundo tendré que luchar, pues yo siendo nacido de Dios, de su amor no me quiero apartar.
Todo lo que tendré que sufrir, esto no se podrá comparar, con la gloria que Cristo al venir, a su pueblo le tendrá que dar.
La corona de justicia ya está preparada al que luche hasta el fin, el Señor justo juez la dará, en el día que tendrá que venir.
¿Quieres ser salvo de toda maldad? tan sólo hay poder en mi Jesús; ¿quieres vivir y gozar santidad? tan sólo hay poder en Jesús.
Hay poder, poder, sin igual poder en Jesús, quien murió; hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre que él vertió.
¿Quieres ser libre de orgullo y pasión? tan sólo hay poder en mi Jesús; ¿quieres vencer toda cruel tentación? tan sólo hay poder en Jesús.
¿Quieres servir a tu Rey y Señor? tan sólo hay poder en mi Jesús; ven y ser salvo podrás en su amor, tan sólo hay poder en Jesús.
Hay una senda que el mundo no conoce hay una senda que yo pude encontrar, en Cristo tengo la salvación de mi alma, en Cristo tengo salud y libertad
Por fin llegué Señor a tus moradas, para que cumplas en mi tu voluntad, en Cristo tengo la salvación de mi alma, en Cristo tengo salud y libertad.
Mis amistades, amigos y parientes, fueron las gentes que yo relacione, me aborrecieron por causa de su Nombre, cuando supieron que a Cristo me entregué.
Aquel camino de tantos sufrimientos, aquel camino que el mundo me mostró, fue transformado en aquel feliz momento, cuando mi cristo a mi me redimió.
Orad fieles hermanos, prosigamos la lucha; salgamos a los campos a sembrar la verdad; a buscar nuevas almas que se humillen a Cristo, y sacarlas del fango, del mundo de maldad.
Alzad, alzad, alzad vuestra bandera, vosotros sois testigos de su grande poder. Un año más de afanes, sin duda nos espera; la cruz de Jesucristo llevemos por doquier.
¡Sabéis cuánto se sufre! ¡sabéis cuánto se llora! pero el deber impera: Salid a trabajar; las almas nos esperan, fallecen en pecado; esperan el alivio de su eterno llorar.
Sembremos la semilla, sembremos dondequiera, quizá encuentre tierra donde pueda nacer; sabemos que no es nada el que siembra o el que riega sino el Dios divino, que la hace crecer
El premio nos espera, luchemos con empeño, el día ya se acerca, la higuera brota ya; el clamor de los pueblos se escucha por doquiera, y las gentes con ansia buscan un más allá.
Con grande regocijo unidos estuvimos, unidos nos gozamos todos en comunión; y así sus bendiciones todos las recibimos; mas el deber nos lleva a cumplir nuestra misión.
Cuando formaste todas las cosas, pusiste en ellas tu corazón, al ver el cielo y las estrellas, no merecieron tu admiración, mas viendo al hombre, rey lo nombraste, lo hiciste un ángel poco menor, mas viendo al hombre rey lo nombraste, siendo corona de la creación.
Dios por el cielo nunca ha llorado, nunca ha sufrido Dios por el Sol, mas por el hombre que El formó, fue traspasado su corazón.
Si el hombre es malo, porque lo amas, porque no acabas con su maldad, si cada día se hunde en pecado, degenerado vive en el mal, es que no quieres que el hombre muera, y que se pierda sin tu verdad, porque lo amas, por él moriste para que viva por la eternidad.
(264) Incomprensible amor de Dios
Más alto y más sublime, que los cielos es Jesús, más grande e incomprensible, es su amor, los astros y los cielos, que Él formó son la obra de mi Redentor.
Con su sangre lavó ya mis culpas, con su muerte en la cruenta cruz. Oh vil pecador, debes venir a Jesús, ven al altar implorando el perdón, Cristo te salva tu alma, si le entregas tu corazón; hoy debes bautizarte en su nombre, en el nombre de Cristo Jesús, como dice, Hechos 2:38, así, debes cumplir tú también.
Indeleble y grabada en mi alma, y que nada habrá de borrar; está Cristo, bendita tu obra que mi vida ha venido a cambiar. Aunque pasen y pasen los años, en mi pecho habrá de vibrar, tu potencia que me ha transformado, de la cual no me quiero apartar.
//lndeleble es tu gracia divina, indeleble es tu amor sin igual; indeleble ha de ser en mi senda tu promesa de vida eternal//
Muchas veces mi senda es oscura, y te busca con ansia mi ser, implorando Maestro tu ayuda, porque solo siento perecer; y al buscar a tu lado el consuelo que ansío en mi padecer, de tu mano recibo Dios mío, indeleble y sublime poder.
Y por eso te sigo, Maestro, y mi anhelo más grande será, día a día entregarte mi vida, sujetándola a tu voluntad; pues tu gloria y tus maravillas, la presencia de tu majestad, tu amor santo que me ha sostenido, indeleble en mi vida será.
Jerusalén fortaleza de rocas fundada en Sión, eres de Dios escogida y hermosa su habitación; Jerusalén circundada de montes plantados por Dios; Reyes y fuertes naciones irán a Jerusalén la santa ciudad, vamos, unos a otros dirán, a Sión a implorar el favor de Jehová.
Jerusalén, Jerusalén, descenderás del cielo de Dios, Jerusalén, Jerusalén, eres más luminosa que el sol por el resplandor de Cristo el Señor.
Jerusalén, que desciendes del cielo hermosa ciudad, donde los hijos del Dios verdadero iremos a estar; Jerusalén, su plaza de oro, su mar de Cristal, bello lugar, majestuoso sin par, morada de luz do reina Jehová; eres hermosa provincia ideal do reina la paz, y la santidad.
Jerusalén, palacio dorado, ciudad del gran Rey, su construcción es oro afinado hechura de él; donde también serán congregados los que aman su ley, donde murmullo de solemnidad, arpegio cantar y felicidad, cantos celestes se oyen cantar, y honor a Jesús quien nos vino a salvar.
Con la sangre preciosa, que en la cruz derramó, una senda gloriosa Jesucristo marcó; yo por eso camino, sin temor de caer; pues mi Cristo divino, me sostiene incansable con su santo poder.
Con angustia y dolor así voy caminando, en mi Cristo esperando que me guarde en su amor; en su ejemplo marcado he cifrado mi anhelo, para llegar al cielo donde está mi Señor.
Como el suave perfume de las flores de azahar, como el óleo divino esperando en su altar, así son las palabras de los hijos de luz, de los que han alcanzado el feliz refrigerio en la paz del Señor.
Jesucristo es mi guía, Jesucristo es mi luz, es toda mi alegría, es toda mi salud; a su lado yo quiero para siempre vivir, pues en él sólo espero que recoja mi alma al dejar de existir.
Así voy por la vida, caminando hasta el fin, con la dulce esperanza de llegar hasta el fin, y con voz amorosa de sus labios oír con palabras hermosas, cual perfume de rosas siervo fiel ven a mí.
Sólo Jesucristo es Dios, y ninguno otro hay; ni en el cielo, ni en la tierra, ni en lo profundo del mar. Es autor del universo, que al hombre vino a salvar; el que se está preparando, para venir a juzgar.
Y la Iglesia de su nombre, la que Cristo estableció, es la puerta que está abierta, aunque hay otras muchas puertas que no prevalecerán; y si han estado abiertas, Cristo las viene a cerrar.
Muchos niegan hoy a Cristo, y anuncian la Trinidad con palabras arrogantes, que son pura vanidad; que engañan la humanidad, que no quieren adorar en Espíritu y verdad.
Pero si se arrepienten, Cristo les perdonará; los traerá a su redil, él mismo los guiará. Hemos de ser un rebaño, y un Pastor habrá de ser, el que cuida nuestras almas, porque todos somos de él.
Su evangelio queda expuesto a toda conciencia humana, que los que han de creer en Cristo, que sea ahora, y no mañana. Es el día de salvación, el que Cristo estableció; que si oyeres hoy su voz, no hagas duro el corazón
Quiero yo decirte hoy, que Jesús te ama a tí, Él te invita ahora mismo a venir, en la cruz donde Él murió, Él su sangre derramó, porque Él hasta lo sumo a tí te amó.
Por tí y por mí murió, para darnos salvación, nadie puede darte a tí, como Él te da el perdón, confía en Jesús y recibe bendición, y Él te librará de la condenación.
Nadie puede darte a tí gozo, paz, felicidad, sólo en Cristo tú la puedes encontrar, ven a Él tal como estás y el gozo hallarás, nueva vida en Jesús encontrarás.
Acepta hoy la invitación, dale hoy tu corazón, y Jesús te dará la salvación, es por eso que murió y también resucitó, para darte gozo, paz y salvación.
Señor encuentro todo en Tí, junto a Tí quiero vivir, tu presencia yo sentir junto a Tí, Señor, junto a Tí.
Quiero andar cerca de Tí, junto a Tí quiero vivir; y morir cerca de Tí, junto a Tí Señor, junto a Tí.
Aunque débil soy Señor, tu poder me da valor; satisfecho yo estaré, si tú estás junto a mí, junto a mí.
A través del mundo cruel, quiero siempre serte fiel; quiero tu carga llevar, tuyo ser, Señor, tuyo ser.
Cuando ya mi frágil ser cese aquí de padecer, llévame mi buen Pastor junto a Tí, Señor junto a Tí.
(310) La iglesia, el cuerpo de Cristo
Somos un cuerpo en Cristo con diferente don; diáconos y ministros, y la congregación. Y si de acuerdo vamos, crece la caridad; solos no nos quedamos, Jehová nos ayudará.
Todos en uno amados, todos en comunión; siendo regocijados, por esta salvación.
En este cuerpo se halla esta repartición: unos con sanidades, otros exhortación, a otros dones de lenguas, otros interpretación, a otros la profecía, a otros el doctrinar.
Aunque este cuerpo tiene miembros en distinción, empero todos juntos con diferente acción, uno se ayuda al otro para poder obrar, para que uno que otro se pueda evangelizar.
Este conjunto en Cristo tiene alimentación, él es el gran Obispo de la congregación; él es el arquitecto que vida al hombre da, luego le llama "hijo", por toda la eternidad
Cristo, él es la cabeza, él es el buen Pastor; de él vino la promesa, Cristo el Redentor de toda esta Iglesia, que sirve con verdad, que ha amado su Palabra y hoy goza de libertad.
Somos un solo cuerpo en el Señor Jesús, conforme al mundo muertos, viviendo en su luz. Somos participantes de la resurrección, y entraremos triunfantes, cantándole a Cristo en Sión.
Cuán preciosa será la mañana, cuando venga Jesús el Salvador; las naciones unidas como hermanas bienvenida daremos al Señor.
No habrá necesidad, de la luz o el resplandor, ni el sol dará su luz, ni tampoco su calor; ahí llanto no habrá, ni tristeza, ni dolor: Porque entonces Jesús el Rey del cielo para siempre será consolador.
Esperamos la mañana gloriosa, para dar la bienvenida al Dios de amor; donde todo será color de rosa en la santa presencia del Señor.
El cristiano fiel y verdadero, y también el obrero de valor, y la Iglesia, esposa del cordero, estarán en los brazos del Señor.
Es la oración un medio que el Señor le dejó a su grey, que anda con temor; viendo su Palabra, en ella tú verás, que la oración te acerca a Cristo más y más.
¡Oh, hablar con Cristo, qué felicidad! y contarle todo, todo en verdad; exponiéndole tu necesidad, él te escuchará desde su trono celestial.
Si estás tú triste; ponte en oración, habla hacia la gloria con el corazón; es un mandamiento que el Señor dejó, y tendrás respuesta porque así lo prometió.
¿Estás en espera del Consolador? ten fe y paciencia, constancia y amor; y el Señor al ver tu ferviente prez, cumplirá tu gozo dándote un Pentecostés.
Si no hay respuesta, ora más y más. No te desanimes, Cristo no es falaz; siempre a sus promesas, fiel responderá, lo que necesites esto él te lo dará. Marcial de la Cruz
Cristo es la peña de Horeb que está brotando agua de vida saludable para mí, a todo aquel que sufre o va llorando, la paz le ofrece por su sangre carmesí.
Ven a tomarla, es más dulce que la miel, refresca el alma, refresca todo el ser; Cristo es la peña de Horeb que está brotando agua de vida saludable para ti.
Contemplo a Cristo, por mí crucificado en el calvario, es rico manantial de salvación, de perdón para el pecado, de vida eterna y de gracia celestial.
¡Oh, pecador que vas por el desierto! por las candentes arenas del pecar, oye la voz que dice: "Ven y bebe", es Jesucristo que te quiere rescatar
Cuando mi Dios a su pueblo, sacó al desierto a peregrinar, con brazo fuerte los guió, hasta llegar a Canaán y ahí les dió posesiones, donde pudieran estar, el pueblo se rebeló, en pos de otros dioses que no conoció.
Grande y glorioso es Jehová y compasivo en amor, porque Él nos vino a sacar, de la esclavitud del rey faraón, en el monte Sinaí, ahí su gloria se vió, ahí le entregó a Moisés, dos tablas escritas con su Santa Ley.
Pero éste pueblo rebelde, no ha querido entender, se fué tras dioses ajenos, que aquí no tienen poder, el pueblo se rebeló, todos en contra de Moisés, porque buscaban el agua y no la encontraban de donde beber.
Pero Moisés muy paciente, a lo que Dios le mandó, él cayó sobre su rostro, Jehová una señal le dió, le dijo hiere la Peña con esa vara de Dios y pronto el agua saltó, el agua de vida que Cristo nos dió.
Maldita fué la sentencia, al que agravara su Ley, pero nació la clemencia, nació conforme a la Ley, ese fué Cristo El Señor, nacido de una mujer que vino a salvar mi alma, que estaba perdida conforme a la Ley.
Cuando de día caminaban, nube sin sol les cubrió, cuando de noche andaban, el fuego su senda alumbró, pero ellos fueron felices porque Jehová los llevó, cuarenta años caminaron, nada de sus ropas se les acabó.
Estamos invitados, a una fiesta hermosa, sublime y tan gloriosa, que no habrá otra igual, Las bodas del Cordero, de Cristo con su Iglesia, velozmente se acerca, yo listo quiero estar.
Aleluya, aleluya, Aleluya, aleluya, Aleluya, aleluya, Aleluya, gloria a Dios.
Jesús ha preparado lugares especiales, donde los convidados, podremos disfrutar, de hermosas bendiciones, y ricos galardones, y nuestras aflicciones, podamos olvidar
Se escuchará el sonido, de voces celestiales, de ángeles millares, que ahí le adorarán, Abraham y los profetas, y todos los antiguos, a una novia hermosa ahí contemplarán.
Cuando se cumpla la visión, que Juan el teólogo miró, todas las cosas, mi Jesús nuevas hará. Con Cristo siempre viviré, de su presencia gozaré, y por los siglos, ya su nombre alabaré.
Un cielo nuevo miraré, calles de oro andaré, a mi Jesús contemplaré, con toda el alma cantaré, un himno nuevo entonaré, con mi Jesús yo viviré.
En aquel sitio sin igual, no habrá tristeza, ni pesar, no existe muerte ni dolor, gloria al Señor. Todos sus hijos vivirán, en armonía y tranquilidad, y por los siglos aleluya cantarán.
Si tú quieres participar, a Cristo debes aceptar, no vivas más, en el pecado y la maldad, Jesús te quiere perdonar, y esperanza a tu alma dar, de vida eterna, paz y gozo eternal.
Cuando escuché a los hermanos cantar, pensé: Los iré a criticar, a la puerta iré, mas no entraré, mucho menos ir a aceptar.
Empero algo extraño sentí, en mí, empero algo extraño sentí; yo fui a contender, Dios me dio a entender, poniendo su Espíritu en mí.
El diablo me dijo: "No vayas a entrar", sólo viniste a criticar; mas yo siempre entré y atrás me senté, que nadie me fuera a mirar.
Con gozo cantaban, sus manos palmeaban; ¡extraño sentí el corazón! cuando vayan a orar me voy a levantar, yo sé que todo es emoción.
Alguien empezó a gritar y a cantar y a dar gracias por su salvación; sus manos alzó y en lenguas habló ¡qué extraño sentí el corazón!
Cuando el ministro empezó a predicar, ¡qué pena tan grande sentí! el libro tomó y de él predicó, y todo lo dijo por mí.
Muy contristado me puse a pensar, al fin, ¿qué sería de mí? el fuego cayó y me bautizó, y ese algo fue lo que sentí.
Cuando fui al altar a que oraran por mí, ya no me quería levantar. El ángel llegó y con mi alma luchó, Jesús me vino a bautizar.
Quiero seguir las pisadas del Maestro; quiero ir en pos de mi Rey y Señor; y modelando por él mi carácter, canto con gozo a mi Redentor.
¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro! siempre en la luz, cerca de Jesús; ¡qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro! en su santa luz.
Ando más cerca de él que me guía, cuando el maligno me quiere tentar; siempre confiando en Cristo, mi fuerte, debo con gozo su nombre ensalzar.
Sigo sus pasos de tierno cariño, misericordia, amor y lealtad; viendo hacia él por el don de la gracia, voy al descanso, gloriosa ciudad.
Quiero seguir las pisadas del Maestro, siempre hacia arriba con él quiero andar; viendo a mi Rey en gloriosa hermosura, con él en gloria podré descansar.
342. La tierra de mis ensueños
Hay una tierra llena de encantos do iré a morar; bella y fragante donde el Maestro va a reinar; hay en mi tierra aves que cantan trinos de amor, y caminando por sus jardines, se ve al Señor.
La tierra de mis ensueños de oro, aquella donde está el Señor. La tierra donde mi alma adora a mi Rey y a mi Salvador.
Tiene mi tierra cielo brillante como cristal, rayos muy claros y un sol de oro cubre su faz; la tierra es blanca, como el armiño, es un ideal, y sobre flores Jesús descansa y oye cantar.
Allá en el cielo sus calles de oro preparan ya, y ya sus pórticos engalanados prestos están, y un santo ángel muy presuroso y con mucho afán prepara el libro donde mi nombre escrito está.
La Biblia dice que esto es cierto, es la verdad Que a nada impuro es permitido allá entrar. Que en ese sitio sólo los santos podrán llegar, que Jesucristo sólo es la puerta para entrar.
Meditad oh pueblos todos, meditad oh mundo entero: "Del polvo fuiste tomado y al polvo serás tornado", así dice el Creador; como la hierba del campo, que florece en la mañana, mas cuando llega la tarde su belleza se marchita y pronto desaparece.
Mas el que cree en Jesús, en memoria de Dios estará, y una vida eterna gozará, cuando lleguemos a Sión; y un himno nuevo entonarán ante el trono del supremo Rey, y el Señor mismo los guiará, oh qué hermoso todo allí será.
Nuestros años son veloces, como nuestro pensamiento; nuestra vida es una historia muy llena de sinsabores, de tristezas y dolores. Nuestros días son tan cortos que se pasan como un sueño; el tiempo está limitado y las horas son amargas que nos hacen suspirar.
(346) La visión de Ezequiel profeta
Cuando Ezequiel profeta llevado en su misión al valle de la muerte fue en visión, ¡triste la situación! llegando a la estación, de huesos lleno el campo se encontró. Dios dice: Hijo del hombre: ¿Vivirán estos huesos? Dijo: Señor Jehová, tú lo sabrás. Para mí, ¡es imposible! para ti es muy posible; y desde el pulpito empezó a exclamar:
¡Huesos secos! oíd la voz de Jehová; poneos en pie y recibid lo que él os dará. Dejad la antigua condición, recibid la salvación, que en el campo habéis estado mucho ya.
¡El ruido era tremendo! como de un estruendo, pues se sintió una grande conmoción, que mientras él hablaba, todo el campo temblaba, cada hueso a su hueso se juntó. Todos se levantaron y a él se presentaron a son de tan glorioso sermón: Una vez levantados, suspensos y admirados, oyeron tan hermosa inspiración.
Para ellos era raro, el mensaje era muy claro: "Arrepentíos y al Señor servid", habrá restitución, cuando haya absolución; entonces carne empezó a aparecer. "No podéis regresar, sin dejar de pecar" la piel los empezó a cubrir. Y la congregación en gran consternación, alerta estaban todos a escuchar.
Como un gran batallón eran, sin respiración, pues faltaba el Espíritu de Dios; Ezequiel profetizaba y nunca desmayaba, diciendo: 'Oh, ven paloma celestial"; cuatro vientos soplaron y al pueblo arrebataron, ¡los huesos secos revivieron ya! ¡oh, Pueblo de Israel, hoy vivirás con él! y para siempre en gloria reinarás.
Pido Señor quites toda maldad, la vanidad, la pretensión y disensión, quita también orgullo, Señor, del corazón porque sé bién que al cielo así no entraré.
Limpia mi vida Señor Jesús, inunda mi alma, de tu hermosa luz, que al cielo quiero yo entrar y ver tu faz, en tu presencia anhelo estar, también tu Nombre ahí alabar, quita de mí, Señor Jesús toda maldad.
Pon en mi ser, bondad y fe para vencer, más caridad gozo también, mucha más paz, benignidad anhelo mi buen Señor, porque sé que al cielo así no entraré.
Dame Señor el consolador, con tu poder, que con Su luz guíe mis pies, a tu mansión, que espere en Tí sin desmayar, confiando así, porque sin Tí, no puedo llegar a la mansión.
Háblame Señor si estoy durmiendo, que pueda yo servirte siempre fiel, que pueda yo en tu altar estar sirviendo, y en tu templo vivir como Samuel.
Despiértame del sueño para oírte, y dame un corazón como el de Eli, que yo como Samuel pueda decirte: Señor, tu siervo escucha, heme aquí.
Háblame al oído que despierte y yo como Samuel responderé; si útil puedo serte hasta la muerte, ordena lo que quieras, yo lo haré.
Mándame Señor con tu mensaje y dame del aceite de la unción, que lleve tu mensaje cual celaje, y tendré como Samuel tu bendición
Quiero andar mi Señor por tu senda de amor, elevándome más y más, por doquiera impartiendo alegría y solaz, pero lleno de tu bondad
Mi sendero de amor llena hoy, que tu Espíritu guíe mis pies, y que siempre al cantar lleno esté de tu amor, el camino por donde voy.
Tenme cerca de ti ¡oh mi buen Salvador! no permitas jamás, jamás, que yo vague sin luz, sin destino y sin paz, mi sendero de amor llena hoy.
La jornada final pronto terminará, y no habrá más sufrir allá, permíteme cantar al augusto Señor, mi sendero de amor llena hoy.
(355) Llevar la cruz de Cristo
Llevar la cruz de Cristo, A veces es dolor; mas Dios nos ha provisto, La senda de su amor.
Concédeme, Señor Jesús, poder llegar a tu mansión; lugar de santa y plena luz, ciudad de rica bendición.
La gloria del calvario, fue la crucifixión; hirieron su costado, por nuestra rebelión.
La ley de su palabra, no es de variación; más bien es la jornada, hacia la salvación.
Divina esperanza, para la humanidad; vertió en abundancia, cual luz en claridad.
Los caminos de Dios son verdad, gran deleite es por ellos andar, de justicia y de santidad, puede el hijo de Dios disfrutar; sus veredas son llenas de paz, sus calzadas hermosas en luz, donde el hombre encuentra solaz, y descanso a los pies de Jesús.
¡Oh Jesús, guíame siempre en tu amor! que tu mano me sostenga fiel, que tu Espíritu Consolador siempre anime a mi pobre ser. Ilumina el camino do voy, que mi pie no resbale en el mal, y al fin de mi vida llegar a gozar con mi Rey celestial.
Hay caminos que causan dolor, que el hombre frecuenta en el mal; pero Cristo el buen Salvador, hoy le llama: "Ven a descansar". ¡Cuán dichoso y feliz es el ser, cuando acepta gozoso al Señor, y abandona el mundano placer, y acepta de Cristo el amor!
El camino que muestra el Señor es de vida, de gozo y de paz, pues él mismo lo vino a marcar, con su vida, con su grande amor, no hay nada que infunda temor, al que quiera hoy mismo seguir a Jesús, y llevando su cruz, para entrar en su reino de luz.
Si cruzas este valle tenebroso sin luz en tu camino, fatigado; si nadie a tu clamor ha respondido, no temas que el Señor está a tu lado.
Trae al Señor cuidados y quebrantos, y ven a él con toda tu impureza; limpio te hará, y en su bondad Inmensa te llenará de amor divino y santo.
Jesús es viva fuente de consuelo que calma los pesares de la vida; él trajo, cual paloma, desde el cielo el bálsamo de paz al alma herida.
Escucha el amoroso llamamiento de Cristo, inocentísimo Cordero, que vino a redimirte con su sangre muriendo escarnecido en el madero.
Los mares, las montañas. los cielos, las estrellas, todas son cosas de Él, por qué no he de alabarle, si creyendo en su Nombre, mil cosas obtendré, Él hace cosas buenas, nos ha dado la vida, paz y tranquilidad, gloria sea a su Nombre a Él sea la honra por la eternidad.
Si tu alma está muy triste, por cosas de este mundo, Él esperando está, perdona tus pecados, y hace que te apartes, de la iniquidad, son puras vanidades, que el mundo nos ofrece, y vas a fracasar, tu corazón entrega a Cristo el Salvador y Él te salvará.
A mí Jesús me ha amado, por eso testifico que Él es la verdad, mi hogar lo llena siempre, de ricas bendiciones, también de sanidad, todos agradecidos, cantemos alabanzas, al Dios de Israel, y siempre reunidos, oremos por las almas, que se acerquen a Él.
(362) Los que esperan en Jehová
Los que esperan en Jehová, nuevas fuerzas tendrán, volarán con poder, como el águila, andarán sin fatigarse, correrán sin desmayarse, Oh Señor enséñame, en Tí esperar.
Ciertamente volverán, los redimidos de Jehová, volverán a Sión cantando, y gozo perpetuo, habrá sobre sus cabezas. Tendrán gozo, y alegría el dolor y gemido huirán...
Que bueno es Jesucristo con qué le podré pagar, cuando me vio navegando en el mundo de maldad extendió su santa mano, él me quiso rescatar.
Maestro, ¡oh! Maestro, Maestro de Galilea tú me viste navegando como el barco en la marea. Maestro oh Maestro, Maestro de Nazaret, no te olvides de los tuyos, no los dejes perecer.
Qué bueno es Jesucristo, nunca se me olvidará, cuando yo le había ofendido, él no vio mi iniquidad, se mostró muy fiel conmigo, perdonando mi maldad.
Mi vida ya era perdida, el enemigo me hirió, pero el buen Samaritano transitando me encontró, extendió su santa mano, mis heridas el vendó.
Sólo te pido Maestro que me aumentes más la fe, para seguir avanzando y animando al que no cree, porque el tiempo está muy cerca, y hay que predicar la fe
(367) Maestro, se encrespan las aguas
Maestro, se encrespan las aguas, y ruge la tempestad, los grandes abismos del cielo se llenan de obscuridad. ¿No ves que aquí perecemos? ¿puedes dormir así, cuando el mar agitado nos abre profundo sepulcro aquí?
Los vientos, las ondas oirán tu voz, "¡sea la paz!: Calmas las iras del negro mar, las luchas del alma las haces cesar, y así la barquilla do va el Señor hundirse no puede en el mar traidor. Doquier se cumple su voluntad: "¡Sea la paz! ¡sea la paz!" tu voz resuena en la inmensidad: "¡Sea la paz!"
Maestro, mi ser angustiado te busca con ansiedad, de mi alma en los antros profundos se libra cruel tempestad; pasa el pecado a torrentes sobre mi frágil ser, y perezco, perezco, Maestro, oh, quiéreme socorrer!
Maestro, pasó la tormenta, los vientos no rugen ya, y sobre el cristal de las aguas el sol resplandecerá. Maestro, prolonga esta calma, no me abandones más: Crúzale los abismos contigo gozando bendita paz.
Cuando acepté a mi Cristo como mi Salvador, de pronto todo cambió; mi vida en el pecado por siempre terminó, su espíritu Jesús me dio.
Poder, maravilloso poder, qué gozo siento yo en mi ser; yo siento el poder del día de Pentecostés, poder, maravilloso poder.
Anduve por el mundo con un vacío en mi alma, Jesús lo vino a llenar; ahora vivo alegre y tengo la esperanza de siempre con él estar.
Dios dijo a Nicodemo que al reino de los cielos, nadie podría entrar; "os es necesario volver a nacer, tú necesitas el poder." Rafael Espinoza Morales.
Aunque en esta vida no tenga riquezas, sé que allá en la gloria tengo mi mansión: Cual alma perdida entre la pobreza, de mí Jesucristo tuvo compasión.
//Mas allá del sol, más allá del sol, yo tengo un hogar, hogar, bello hogar, más allá del sol//
Y si por el mundo yo voy caminando de pruebas rodeado y de tentación, sé que Jesucristo que me está llamando, me llevará salvo hasta su mansión.
A todas las razas del linaje humano Cristo nos ofrece plena salvación, también una casa no hecha de manos que está preparada allá en su mansión.
Cuando vivía yo en el mundo, sin esperanza y sin paz, jamás pensaba siquiera, que encontraría yo solaz, errante y cual peregrino, vagaba ya sin temor, me rescataste por gracia, ¡Oh, mi Bendito Señor!
Ahora alabo tu nombre, con todo mi corazón, me diste paz, me diste vida, me diste la salvación; ahora canto alabanzas, con todo mi corazón, y solo anhelo servirte, ¡Oh, mi Bendito Señor!
En este mundo vivía, sin conocer yo la luz, ahora vive mi alma, con esperanza en Jesús, muy pronto vendrá en las nubes, con inmenso resplandor, muy pronto podré yo verte, ¡Oh, mi bendito Señor!
Querido amigo que vives, sin conocer la verdad, quizá tu carga sea mucha, y no la puedas llevar, si aceptas a Jesucristo, Él te dará salvación, y juntos la cantaremos, a mi bendito Señor.
Yo tengo un Pastor sublime; ¡oh, qué dulce es cantar a su amor! su brazo sutil redime del peligro, al más vil pecador.
Mi Buen Pastor, su cayado me guiará, mi Buen Pastor, con su amor me sostendrá; mi Buen Pastor, nada mi alma temerá; aunque en valle de sombra de muerte yo esté, sé conmigo y seguro estaré.
Yo tengo un Pastor que vive en el cielo, a la diestra de Dios; su vista mis pasos vela, y dirige mi senda su luz.
Perdiendo su oveja un día, de su trono a buscarla bajó, hallándola ya perdida, por salvarla, su vida entregó.
Si acaso perdido, errante, sin Pastor vives hoy pecador; si oyeres su voz amante, ven, entrégale tu corazón
Muchas cosas hay, que no debo saber lugares también hay, que no debo estar y una cosa sé, bien seguro estoy que mi Dios es real, porque lo siento en mi ser.
Mi Dios es real, tan real en mi ser pues me amó, y me salvó, con su poder, su amor para mí es amor sin igual mi Dios es real, porque lo siento en mi ser.
Yo no puedo explicar lo que aconteció, cuando Jesús a mi alma salvó, una cosa sé, bien seguro estoy, que mi Dios es real, porque lo siento en mi ser.
Yo no puedo explicar lo que aconteció, cuando Jesús a mi alma salvó, una cosa sé, que hallé un manantial, de aguas vivas cuando, Jesús mi alma compró.
Hay una expresión muy linda, que sale de dentro del alma, la dice el niño y el joven, y hasta el anciano la canta, todos aquí conocemos, la expresión que me refiero, //es la palabra Aleluya, que la cantan los que van al cielo//
Que me critiquen, que me persigan, que digan de mí lo que quieran, díganme loco, fanático, hereje, porque mi copa reboza, soportaré todo esto, y hasta en mi cuerpo torturas, //peronosoportare que me eviten, decir Aleluya//
Dicen que estamos locos, que no tenemos cultura, y aunque esto sea locura, de esta locura yo quiero; pero los hijos de Dios tienen un gran privilegio, //es que nuestro manicomio, está en el reino de los cielos//.
Es Jehová toda mi esperanza, en Él confiado mi corazón está, como cerrojo de hierro que asegura; segura está mi alma, desde mi juventud.
Oh, que precioso es vivir, en Cristo con Él gozar, de su eterno amor, cuando en sus brazos, de amor tan tierno, me hace olvidar la tribulación. Oh, cuán precioso, es vivir en Cristo, mi alma cansada a Él se rindió. Oh, no me dejes caer, Dios mío dame tu mano para vencer.
Cual hijo pródigo yo, he sido para muchos, y como el ave peregrina va, mas yo he confiado que tu amor, es verdadero, Tú mi refugio fuerte, por siempre lo serás.
Ahora te pido Señor mi Roca fuerte, que no deseches mi alma en la vejez; cuando estas fuerzas que tengo se acabaren, Tú no me desampares, no me dejes caer.
Mi pensamiento eres tú Señor, mi pensamiento eres tú Señor, mi pensamiento eres tú Señor, mi pensamiento eres tú.
//Porque tú me has dado la vida porque tú me has dado el existir, porque tú me has dado fuerzas, me has dado amor.//
Mis alabanzas son de ti Señor, mis alabanzas son de ti Señor, mis alabanzas son de ti Señor, mis alabanzas son de ti Señor //Porque tú eres el Rey de los reyes, porque tú eres Señor de señores, porque tú eres alfa y omega, principio y fin.//
Por la mañana pienso en ti Señor, a medio día pienso en ti Señor, y por la noche pienso en ti Señor, a toda hora pienso en ti Señor.
Muchas cuentas tengo con mi Señor; muchas cuentas tengo con mi Salvador, si pagar pudiera su gran amor Con gusto lo haría a mi Salvador.
Qué le daré, qué le daré, no tengo qué, porque todas las cosas son suyas, mi vida también, mi vida también, sólo mi ser, mi corazón puedo ofrecer, si lo aceptas oh Cristo amoroso ocúpalo pues, ocúpalo pues.
Un palacio de oro quisiera dar, como grato abono a mi Salvador, pero eso nunca lo aceptará, solamente quiere un buen corazón.
Si David su siervo que fue un gran rey y que mil tesoros llego a tener, con sus labios dijo todo es de Dios, y lo mismo suyo le entrego yo.
(418) No puede el mundo ser mi hogar
¡La senda ancha dejaré, yo quiero por la angosta andar; y muchos no sabrán por qué, mas voy a mi celeste hogar!
//No puede el mundo ser mi hogar// en gloria tengo mi mansión; no puede el mundo ser mi hogar.
Algunos quieren verme ir por el sendero de maldad; oir no puedo su llamar, pues voy a mi celeste hogar.
¡Oh, ven conmigo pecador, y sigue en pos del Salvador! ¿por qué no quieres tú buscar la hermosa tierra más allá?
(455) Pecador, ven al dulce Jesús
Pecador, ven al dulce Jesús, y feliz para siempre serás; si en verdad le quisieres tener, al Divino Señor hallarás.
//Ven a El, ven a El, que te espera tu buen Salvador//
Si cual hijo que necio pecó vas buscando a sus pies compasión, tierno Padre en Jesús hallarás, y tendrás en sus brazos perdón.
Si enfermo te sientes morir, El será tu Doctor celestial; y hallarás en su sangre también, medicina que cure tu mal.
Ovejuela que huyó del redil, he aquí tu benigno Señor, y en los hombros llevada serás de tan dulce y amante Pastor.
(457) Permíteme guardar mi testimonio
No me he cansado, Señor de andar contigo, a cada paso tu amor me inspira más, hacia la gloria me llevas avanzando, y como Enoc mi ser transportarás.
Permíteme guardar mi testimonio, hay quien lo pierde muy cerca ya de entrar como Moisés ya estando en la frontera sólo alcanzó la tierra a divisar.
Si voy contigo, Señor debo escucharte, cuando me indiques tu Santa Voluntad, y si confundo tu voz como Samuel, vuélveme a hablar que al fin responderé.
Cruza la senda que yo a tu lado sigo, mares profundos insondables para mí, y si al cruzarlos cual Pedro siento hundirme, tiende tu mano y sálvame, Señor.
Por la mañana yo dirijo mi alabanza, a Dios que ha sido y es mi única esperanza; por la mañana yo le invoco con el alma, y le suplico que me dé su dulce calma; y El nos escucha pues nos ama tanto, y nos alivia de cualquier quebranto; nos da su mano poderosa y fuerte, para librarnos de la misma muerte.
Cuando la noche se aproxima tenebrosa, en elevar mi oración mi alma se goza; siento su paz inagotable, dulce y grata, porque temores y ansiedad Cristo los mata. También elevo mi cantar al cielo, cuando a la tierra baja negro velo; el sol se oculta pero queda Cristo, a quien mis ojos en el sueño han visto.
Brilla su lumbre bienhechora mientras duermo, pone su mano sobre mí si estoy enfermo; me fortalece y mi alimenta con el sueño, pues es mi Dios, mi Redentor, y El es mi dueño. Y al despertar por la mañana siento, que Dios invade mi alma y pensamiento; veo a Jesús mi Redentor amado. Por mi pecado en la cruz clavado.
Veo la sangre de sus manos que ha brotado, veo la sangre derramada en su costado; una corona con espinas en su frente, la multitud escarneciéndole insolente; pero ¡qué dicha cuando al cielo sube, lleno de gloria en majestuosa nube! El nos promete regresar de nuevo, para llevarnos a gozar al cielo.
La puerta es Cristo para entrar al reino celestial; si tú quieres participar, apártate del mal.
¿Por cuál camino vas? si tú resuelto estás, ya sabes que a Jesús, tú cuenta le darás. ¿Por cuál camino vas?
Son dos caminos los que van hacia la eternidad; el más angosto es el de Dios, y el ancho es de Satán.
Por el angosto hay aflicción, pruebas y tentación; el que venciere reinará con Cristo en la mansión.
Por el más ancho sólo van todos los que hacen mal; también su pago lo tendrán en el lago infernal.
Ven al Señor, no seas infiel; dale tu corazón, para que puedas recibir de Cristo el galardón.
(473) Preparación de las almas
Antes de que tú seas bautizado, piensa lo que vas a hacer, pues vas a firmar un pacto eterno delante del más justo Juez; con ningún hombre de esta tierra te vas a comprometer, es con el Creador de todo el mundo, Jesús, mi dulce Rey.
Mucho tienes que sufrir por el nombre de Jesús, te llamarán protestante, porque del mal te apartaste; y tú en vez de disgustarte, clama presto al buen Pastor, y recibirás al instante la ayuda del Salvador.
El con amor su gloria te ofrece, siempre que tú te arrepientas de amar las cosas que el mundo ofrece, de labios no te arrepientas. Deja hacia atrás la hipocresía, limpia bien tu corazón, para que Cristo de ti retire la muerte y la destrucción.
No temas nada de este mundo, porque todo morirá, y en aquel día del fin del mundo ni una piedra quedará, sólo los que le obedecieron e hicieron su voluntad, irán con Cristo a vivir en gloria por toda la eternidad.
Que bella historia, de su excelsa gloria bajó el Salvador, Jesús mi Redentor nació en pesebre, despreciado y pobre, varón de lágrimas y de dolor.
Oh cuánto le amo y fiel le adoro, cuida mi vida mi Redentor; el Rey de Gloria vino a salvarme, y a revelarme al Dios de amor.
Que gran misterio tan incomprensible, que el Verbo se encarnó y al mundo descendió; el plan oculto revelóse al hombre, y por su tierno amor se levantó.
Don admirable, tan incomparable, de plena salvación eterna redención; el sol divino brilla en mi camino, su luz alumbrará en mi corazón.
Señor mi Dios, cuando me siento solo pienso en tu hermosa y bella creación; veo los astros obra de tus manos, que me hablan de tu gloria y majestad.
//Entonces mi alma exhala esta canción qué grande es Dios, qué grande es Dios.//
Y cuando el dulce trino de las aves en la floresta alegra mi solaz, y cuando veo ríos y montañas, la suave brisa que habla al soplar.
Y cuando pienso en tu amor divino, cómo a su hijo entregó por mí, cómo sufrió el cruel martirio, cómo murió cargando mi maldad.
Y cuando venga pronto a levantarme, qué gozo encenderá mi corazón, me inclinaré humilde y reverente, entonces yo diré: Qué grande es Dios.
Qué lindo es mi Cristo, cuán grande es su amor, yo andaba perdido, él vino y me halló. Con sus tiernas manos él me acarició, tomóme en sus brazos y ahí me arrulló.
Qué dulces caricias, las del Salvador, caricias que llenan mi alma de amor; su voz me asegura, conmigo él está, está para siempre por la eternidad.
Qué dulce es mi Cristo, cuán grande es su amor, pues él dio su vida por mí pecador; dejando su trono por venir aquí, buscando perdidos él me encontró a mí.
Qué lindo es mi Cristo, no hay otro igual, mi vida la llena de gozo y de paz; yo quiero en la gloria su faz contemplar, y alabar su nombre por siempre jamás.
Blancos vestidos bañados de luz, rica diadema de gran resplandor, bella mansión de sublime quietud donde la noche jamás existió; esa ciudad admirable de Dios en que estaremos reunidos con El, todo lo que ha preparado Jesús, es para mí.
Bello ropaje, hermoso hogar, tierra preciosa, dulce cantar, bella corona de estrellas mil, rica mansión de luz do viviré.
Oh, cuán preciosa es la meditación, de vivir siempre por la eternidad, estando libres de preocupación libres de afanes y gran ansiedad, tendremos parte en el júbilo aquel en que mil voces alaben a Dios, Padre permite que no falte yo, es mi oración.
Cosas preciosas tendremos que ver, en las regiones más altas que el sol cuando abandone del río la ribera, y mis tesoros reciba de Dios, bello país donde no hay que sufrir, dulce refugio de santo calor, bello lugar donde no hay que morir, casa de amor
(502) ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿quién en su presencia vivirá? ¿quién subirá al monte de su santidad? ¿quién verá la gloria de su majestad? los limpios de manos que no han elevado su alma a la vanidad; los que con engaño jamás han jurado, porque aman la ley de Jehová. Bienaventurados porque sus pecados borrados por siempre serán, porque obran justicia, son de Dios amados, por siempre no resbalarán.
¿Quién subirá al monte de Jehová morada del Padre celestial? ¿quién en su santuario su gloria cantará? en la hermosura de su santidad: Los santificados que han sido llamados a ser siervos de Jehová, los que por la gracia del justo encontraron refugio con Dios en su altar, bienaventurado aquel que ha guardado su alma en integridad, el que voluntario huyó del pecado, oyendo la voz de Jehová.
"Me levantaré dice Jehová, ahora seré ensalzado más; los montes se estremecen, los mares aullarán y los pecadores no escaparán". Bienaventurado aquel que ha esperado confiando en el Rey Jehová; en su ley medita de día y de noche, de bien prosperado será Y los redimidos, por Cristo elegidos, él mismo nos vino a comprar, aunque perseguidos, mas nunca vencidos, ¡remos a Sión a morar.
(508) Retorno del hijo pródigo
Cansado de pecar, hastiado de vivir en este mundo vil de sinsabores; abandonado al fin, sin amigos me vi, llorando mi desgracia y mis errores
Cual pródigo viví y al cieno descendí, siendo yo un hijo del Rey de los cielos, oh Padre vengo a ti, no me hagas tal cual fui, sólo hazme como uno de tus siervos.
Al ver mi condición el regreso emprendí, no quiero ya volver a donde estuve, mi juventud perdí, mi herencia pervertí, en el placer y vicios donde anduve.
Mi padre me encontró y al hogar me llevó, hay fiesta y alegría inolvidable; pues él me recibió de gracia me vistió, por su misericordia inexplicable
Rostro divino ensangrentado, cuerpo llagado por nuestro bien, clama benigna, justos enojos, lloren los ojos que así te ven.
Manos preciosas tan lastimadas por mí clavadas en una cruz, por ese valle será mi guía, mi alegría, mi norte y luz.
Bello costado en cuya herida, halle su vida la humanidad, fuente amorosa del Dios clemente, por ser la fuente de caridad.
Crucificado en un madero, manso cordero mueres por mí, por eso el alma triste y llorosa, suspira ansiosa, Señor por ti
Mi Cristo Jesús yo alabo tu nombre por siempre, porque me sacaste del lago de la iniquidad, ahora alegre le canto a mi Cristo porque redimido me encuentro por su salvación.
Bendice alma mía a Jehová en todo tiempo, bendigan todas mis entrañas su grande amor, él es quien perdona tus iniquidades, y sana todas tus dolencias su grande poder.
Que dicha se siente en el alma que se halla segura, en Cristo la Roca eterna de la protección, no mira a los lados ni siente amargura, espera callado sus días con firme decisión.
Ahora Señor Jesucristo, mi alma te implora por las pobres almas que vagan muy lejos de ti; dales la esperanza que abriga mi alma, que se hallen seguras bajo tu santa redención.
¿Saber quieres por qué vivo tan gozoso; como el ave que bendice a su Creador? ¿En el prado y en el bosque delicioso? porque Dios me perdonó en su amor.
¡Aleluya! ¡Aleluya! toda culpa perdonó mi Salvador. ¡Cuan precioso es Jesucristo, en mi alma siento el fuego de su amor!
¿Saber quieres por qué vivo apartado de la fuente de la dicha mundanal? Jesucristo por su muerte me ha salvado; su presencia, me da paz, seguridad.
¿Saber quieres por qué vivo yo confiado aunque ruja en derredor (atentación? el Señor Jesús está siempre a mi lado, en él hallo paz, delicia celestial.
¿Saber quieres por qué vivo ya salvado, obedeciendo la palabra del Señor? siendo ahora en su nombre bautizado, con su Espíritu ungirá mi corazón
Como la lluvia desciende del cielo, así tu Palabra, viene Señor, trayendo vida a los corazones de los que te buscan, fiel Redentor.
Santa Palabra, Palabra Viva, simiente hermosa, que al florecer, exhala aromas, dulce fragancia, cual holocausto al Justo ser.
Como la nieve desciende del cielo y hartando la tierra, la hace germinar, así tu Palabra, no vuelve vacía, porque Tú mi Cristo, la harás prosperar.
Cual el rocío sobre la yerba, tal como la brisa, frescura le dá, así en mis angustias, alienta mis pasos, Tu Santa Palabra que es vida y verdad.
Llena mi alma de tus bendiciones, y que tu Palabra, embargue mi ser, que se refleje, por siempre en mi vida, la mística imagen de tu parecer.
¡Soy bautizado como manda el Salvador! ¡qué grande gozo siento yo en mi corazón! ya mis pecados los borró mi Salvador. Quiero llegar puro y limpio a su mansión.
Seguiré a mi Jesús; pues para mí lo del mundo se acabó y ayudado de su luz, proseguir en su camino quiero yo
¡Adiós mundo! que hasta ayer estuve en ti: Donde el pecado destruía mi vivir, yo siento gozo desde que me bauticé, y de volver a pecar, ¡mejor morir!
No miro más que el camino de la fe, donde muy pocos han querido caminar. Le pido a Dios que me guarde en el amor, quiero llegar puro y limpio a su mansión.
Sé fiel hasta la muerte, no temas padecer, la corona de vida te espera si eres fiel. Pues Dios la ha prometido a todos los que le aman, palabras verdaderas y fieles estas son.
Sé fiel hasta la muerte, no temas padecer, la corona de vida te espera si eres fiel. Gozo siento en mi alma, que no he corrido en vano, carrera de cristiano sufrido y siempre fiel.
Los bienaventurados de limpio corazón, verán a Dios de gloria, en aquel día final. No juzgues a tu hermano, mira tu corazón, palabras verdaderas y fieles estas son.
Grande aflicción se acerca, cual no fue ni será, principios de dolores, mas aún no es el fin. Jesús está llamando, dale tu corazón. Palabras verdaderas y fieles estas son.
Señor, ¿a quién iremos? otro nombre no hay, "yo soy el pan de vida, maná para salud; venid si estáis cansados, os haré descansar". Palabras verdaderas y fieles estas son.
"Siempre orad", muy pronto viene Cristo, guarda bien tu corazón; retén firme todo lo que tienes, tú tendrás tu galardón.
"Siempre orad", nos manda Cristo y velad en oración; pronto vendrá Él en las nubes, nos dará su bendición.
Siempre orad, que si hoy viniere Cristo, Él te halle en la lid, con la espada suya bien empleada, fiel por nuestro Adalid.
Siempre orad, se vive aquí velando es mandato del Señor sin demora toma la promesa del gran fiel Consolador.
Siempre orad, constante y con celo ejercítate en la fe, ten el ánimo de Jesucristo y sus huellas sigue fiel.
Fiel siervo sigue, sigue adelante, de triunfo en triunfo por tu Señor; sigue adelante y no desmayes, que allá te espera tu Salvador.
Sigue adelante, sigue adelante, de triunfo en triunfo, por tu Señor; sigue adelante, sigue adelante, mira valiente a tu Salvador.
Siendo soldado de Jesucristo, lleva el escudo de fe y amor; toma el apresto del evangelio, que va contigo tu Salvador.
Si estás triste y agobiado, pon tu mirada en el Señor; a consolarte viene a tu amparo lo ha prometido tu Salvador.
Mi padre es un Rey, muy rico sin par, él tiene caudales inmensos doquier; su oro y diamantes no puede contar, tesoros que nadie podrá contener.
\\Soy el hijo de un Rey, el hijo de un Rey; con Cristo bendito soy el hijo de un Rey//.
El Hijo de Dios, mi buen Salvador, al mundo viniendo muy pobre vivió; hoy reina en la gloria cubierto de honor, y hogar en los cielos con Dios me ofreció.
Errante viví sin patria, ni hogar, un vil extranjero sin Dios y sin fe; mas Cristo bendito me quiso adoptar, corona y mansión en los cielos tendré.
¡Qué importa que yo no tenga ni hogar! ¡yo tengo un palacio del sol más allá! y mientras que llego yo puedo cantar Soy el hijo de un Rey, aleluya a Jehová!
Soy peregrino aquí en este mundo triste, no tengo hogar donde morar, voy caminando con muchas dificultades, pero en el cielo está mi hogar.
He de luchar para poder tener mi hogar con Jesús mi rey, he de sufrir para poder ganar, una corona está allá en el cielo, que si soy fiel la tengo que ganar.
En medio del dolor siento el amor de Cristo, que me hace amarle más y más; es una bendición llevar la cruz de Cristo, es una gloría de él vivir
Hay un vergel de rosas que me esperan allá en mi hogar, mi dulce hogar, donde dolor no hay, ni más tristezas, todo es un gozo espiritual.
Su Espíritu Santo hoy aquí el fuego hará derramar, el gozo vendrá, y todo mi ser le alabará.
Qué glorioso es sentir su poder, su Espíritu Santo en mi ser; más cerca vivir, sentir su calor por la eternidad.
Su Espíritu Santo en mí ser, la prueba me ayuda a vencer, su fuerza me da, su gracia me da seguridad.
Su Espíritu Santo dará a todo el que acepta su cruz, el gozo vendrá, y por siempre su vida cambiará.
(560) Tengo Mansión más allá de los cielos
Llevóme Cristo en visiones al cielo, y me mostró la Jerusalén; ciudad hermosa, viene descendiendo, para morada de todo fiel.
Tengo mansión más allá de los cielos, en aquel sitio do Cristo está; y cuando venga, su promesa cumplida, con él al cielo nos llevará
El primer cielo y la tierra se fueron, también los mares ya no serán; y nuestras penas, dolores y afanes, al mismo tiempo terminarán.
Un cielo nuevo, una tierra esplendente, calles de oro, mar de cristal; preciosa piedra, muy resplandeciente, en esa hermosa y bella ciudad.
Sus doce puertas son piedras preciosas, y la ilumina gran claridad; y las naciones que fueron salvadas, continuamente allá estarán.
Tierra bendita y divina es la de Palestina, donde nació Jesús; eres de las naciones cumbres, que alumbras con la lumbre, que derrama su luz.
Eres la historia inolvidable, porque en tu seno se derramó, \\la sangre preciosa sangre, del Unigénito Hijo de Dios//
Cuenta la historia del pasado, que en tu seno sagrado vivió el Salvador; y en tus hermosos olivares, habló a los millares la palabra de Dios.
Quedan en ti testigos mudos, que son los viejos muros de la Jerusalén; viejas paredes destruidas, que si tuvieran vida, nos hablarían también.
Un día serás restablecida según las profecías del gran Libro de Dios. Cuando tus hijos esparcidos, acepten convencidos a Cristo el Salvador.
Todas las almas que oyen este mensaje la tierna voz de Cristo el Salvador, es la palabra bendita de Jesús, que a cultivarse viene a tu corazón. No la desprecies, acógela en tu alma, que desde el cielo hoy te habla tu Creador, que te arrepientas de tus malos caminos, y entres a cuentas hoy con tu Salvador.
Si muy rojos tus pecados fueren hoy, emblanquecidos por mi amor lo van a ser, y en lo profundo de la mar los echaré, y nunca más de ellos recordaré; busca a tu Dios, su justicia y teme a él, porque es promesa que él ha dado con poder, al que afligido amparo busca en él; con santo amor él le viene a proteger.
Arrepentíos y hoy mismo preparaos, para esperar a Cristo mi Señor; como relámpago de oriente al occidente, es la venida de nuestro Salvador; nadie sabe la hora ni el momento, que como juez a la tierra vendrá, pagando a todos conforme a sus obras, porque él ha dicho que así sucederá.
Al primer toque de la final trompeta, todos los muertos en Cristo vivirán, abandonando el sueño de la tumba, con Jesucristo todos se reunirán; y revestidos de su grande potencia, como estrellas sus cuerpos brillarán, será cumplido su gozo ya esperado, en su Señor todos se gozarán.
(570) Todo a Cristo yo me rindo
Todo a Cristo yo me rindo, con el fin de serle fiel; para siempre quiero amarle, y agradarle sólo a él.
Yo me rindo a él, yo me rindo a él; todo a Cristo yo me entrego, quiero serle fiel.
Todo a Cristo yo me rindo, a sus pies postrado estoy; los placeres he dejado, y le sigo desde hoy.
Todo a Cristo yo me rindo, sí, de todo corazón; yo le entrego alma y cuerpo, busco hoy su santa unción.
Todo a Cristo he rendido, siento el fuego de su amor; ¡oh, qué gozo hay en mi alma! ¡gloria, gloria a mi Señor!
Si en pruebas y en dolor, te encuentras desmayar, habrá en tu pobre ser, mil dudas y pesar, sólo Dios podrá cambiar tu ser, si tan sólo tienes fe, cree en El.
//Todo es posible si puedes creer// fe, mueve la mano de Dios; fe en su palabra viva, todo es posible si puedes creer.
Cristo el Señor Jesús, te invita a gozar, de plena gracia y luz, de todo bienestar; sólo El podrá cambiar tu ser, si tan sólo tienes fe, cree en El.
//Si Jesús me dice amigo, deja todo y ven conmigo, yo mi mano pongo en la suya, y voy con Él.//
Tomado de la mano con Él yo voy, tomado de la mano con Él yo voy, tomado de la mano con Él yo voy, por donde Él va.
//Yo te llevo dice amigo, a un lugar un reino conmigo, donde todo es más alegre y más feliz.//
Ya se acerca en el cielo la cosecha, de los campos del Señor, del Señor, aunque la cizaña crezca juntamente con el trigo, tú la apartarás Señor.
Trigo soy, trigo soy, del granero, del granero del Señor, del Señor; por la sangre de mi Cristo, y el poder de Jesucristo a su granero yo voy.
Ya parece que contemplo a mi Jesús, contemplando su labor, su labor; gozándose la semilla, que sembró con alegría, en mi pobre corazón.
Los graneros del Señor son muy hermosos, los contemplo con amor, con amor, de los que los trabajaron, y nunca se avergonzaron de los campos del Señor.
Por doquiera los trigales hoy se gozan, alabando al Señor con amor, por doquiera la semilla está siendo esparcida, la cosechará el Señor.
¡Oh!, qué hermoso es vivir en el Señor, y servirle con amor, con amor, así el corazón del justo da su fruto, y florece en los campos del Señor.
Una voz me dice desde el cielo ven y ven y ven en pos de Mí, ora, ora, ora no desmayes canta, canta, canta para Mí ven y séme fiel hasta la muerte, yo seré contigo hasta el fín, luego tu estarás aquí en el cielo donde tengo una morada preparada para tí.
De Cristo es la voz que yo he escuchado, El Espíritu Consolador; El me ha dicho mira mi costado derramando mi sangre por tí, sigue, sigue, sigue hacia adelante, ven y ven y ven en pos de Mí, luego tu estarás aquí en el cielo donde tengo una morada, preparada para tí.
Necesitado me encuentro Señor, ayúdame a ver, yo quiero saber lo que debo hacer, muestra el camino que debo seguir, Señor por mi bien yo quiero vivir, un día a la vez.
Un día a la vez, mi Cristo, es lo que pido de ti, dame la fuerza para vivir un día a la vez, ayer ya pasó, mi Cristo, mañana quizá no vendrá, ayúdame hoy, yo quiero vivir un día a la vez.
Tú ya viviste entre los hombres, tú sabes Señor que hoy está peor, es mucho el dolor, hay mucho egoísmo y mucha maldad, Señor, por mi bien yo quiero vivir un día a la vez.
Un día Cristo volverá. Promesa fiel, ¿faltar?, ¡jamás! como se fue así vendrá, y su pueblo ha de ver al Rey Jesús.
Muy pronto, sí, Jesús vendrá, y alegre le verá su pueblo; ¡velad! ¡orad! el Rey vendrá, los suyos arrebatará.
Los mensajeros del Señor afirman que vendrá Jesús; y el buen, fiel Consolador las promesas ya sacó a plena luz.
¡Oh, gloria sin comparación será mirar a nuestro Rey! reciben todos bendición, esperando ese día con tu grey.
¡Oh bienvenido Rey Jesús! tu Iglesia te espera aquí; muy pronto ha de ver tu faz, y gozar de tus laureles siempre allí.
Un grano de arena en ancho desierto, así es el hombre a la presencia del creador; un grano de arena se ha formado un templo, donde habita el Santo Espíritu de Dios.
Un grano de arena yo fui en el desierto, un grano de arena antes era yo, pues ya soy llamado un hermoso templo, donde habita el Santo Espíritu de Dios.
Hoy que somos templo del Espíritu Santo, columnas fieles y apoyo de la verdad; siempre en nuestros labios se oye un dulce canto, con el cual podemos a Cristo alabar
Yo recuerdo que en un sueño en una montaña yo estaba sentado, y a través del cielo azul oí una voz que me llamaba y yo pude comprobar que era la voz de Dios que me hablaba y me dijo ven el fin, el fin ya está cercano.
//He aquí yo vengo pronto retén lo que tienes para que ninguno tome tu corona.//
Escrito ya fue tu nombre, en el libro de la vida confesaré tu nombre, delante de mi Padre y de sus ángeles se fiel hasta la muerte te daré la corona de la vida, ora y vela más, el fin, el fin, ya está cercano.
(602) Vamos a prepararnos mejor
Vamos a prepararnos mejor para ver a mi Cristo, vamos a prepararnos mejor y con Él viviremos, pues yo me he dado cuenta que somos muy faltos, debemos de orar más y más Cristo nos llevará.
Una esperanza debes tener Jesucristo nos ama, y el que viene humilde a Él, nadie le echa fuera. Esfuérzate un poquito por servirle mejor, y ese esfuerzo te pagará con mucho gozo y paz.
Hermano debes de comprender, que ser tibio no es bueno, recuerda bien tu primer amor, para que no lo pierdas, que no te desconozca en su Divina presencia, vamos a prepararnos mejor y Él nos llevará.
Venid a mí, dice Jesús, el buen amigo, no vagues más, ven como estás, yo te recibo, por ti sufrí, por ti morí en dura cruz, mi corazón quebrado fue por darte luz.
Te salvaré, te guardaré de la maldad, oye mi voz, sigue en pos de mi camino, cerca estoy, te llamo hoy con voz de amor, ven a mí hoy, seré por siempre tu Salvador.
Mi deuda pagó mi Salvador, por redimirme sobre una cruz; su vida dio para salvarme, triste y cansado y en el pecado me encontró, quitó tristeza, llanto y pesar, su paz me dio.
En las tinieblas vagaba yo, sin Jesucristo, sordo a su voz, ciego a su amor, mas él me encontró; yo le alabo y le adoro por su amor, mi vida es él, y hasta la muerte le seré fiel.
Jesús, mi dicha y mi dulce amor, es mi consuelo que me asiste aquí; no siento pena, no siento dolor, y mi plegaria te dirijo a ti. Paz y confianza te debo pedir, que por tu gracia podré recibir; la tierna voz escucho aquí y allá contigo iré a vivir.
Vivir con Cristo, ¡qué dicha será! en la mansión que él fue a preparar; promesas fieles que no han de faltar, a los que en Cristo hemos confiado ya. Dichoso el hombre que confía en él, ninguna lucha lo podrá vencer, es nuestro amparo, es el sostén, a todo aquel que le sea fiel.
Esplendorosa la marcha será, a la mansión que preparada está; innumerables fieles irán, cantando en coro, hasta llegar allá. Aunque la lucha penosa será, siempre consuelo podremos hallar; Cristo Jesús, él nos guiará, y allá con él iremos a estar.
Siempre cantándole al Señor Jesús, con alegría y en plena paz; llenos de gozo y su bella luz, porque veremos su radiante faz. Si somos fieles a nuestro Señor, y no faltamos a nuestro deber, unidos todos en comunión, le rendiremos homenaje a él.
Eran cien ovejas que había en el rebaño, eran cien ovejas que amante cuidó, pero en una tarde al contarlas todas, le faltaba una, le faltaba una, y triste lloró.
Las noventa y nueve dejó en el desierto, y por la montaña a buscarla fue, la encontró gimiendo, temblando de frío, ungió sus heridas, ungió sus heridas, y al redil volvió.
Esta misma historia vuelve a repetirse, todavía hay ovejas que errabundas van, vagando en el mundo, sin Dios, sin consuelo, sin Dios, sin consuelo, sin Dios sin consuelo y sin su perdón.
Tú eres esa oveja, que sin darte cuenta, vas por este mundo, sin Dios y sin fe. Tu Pastor amante, llorando te espera, sufrió sus heridas, sufrió sus heridas, por salvarte a ti.
Cuando estoy en medio de la lucha, yo pienso en mi Cristo, cuando venga del cielo en las nubes, con él quiero irme; la esperanza que ha dado a mi alma me alienta esperar, si dormido me encuentro en la tumba, me levantará.
En mis luchas, tristezas y pruebas le pido a mi Cristo, que me aumente la fe y la confianza, y me de paciencia; prometió que estaría conmigo hasta el fin del mundo, jamás nada podrá separarme, pues yo voy con él
Al partir de esta vida al cielo, morada de gloria, le miraron ascender arriba entre nubes blancas, dos varones vestidos de blanco dijeron de él; este mismo Jesús que fue al cielo, volverá otra vez.
Las señales anuncian que Cristo volverá muy pronto, día y noche le espero con ansia que me lleve al cielo; al estar en su trono de gloria, no habrá más dolor; cantaré por siempre con los santos a mi Salvador
Ya viene Cristo señales hay, almas salvadas viene a llevar; los que durmieron se quedarán, los que velaron se irán con él.
Me voy con él, me voy con él, yo no me quedo, me voy con él; me voy con él, me voy con él, yo no me quedo, me voy con él.
Te invito amigo si quieres ir, aquella gloria ir a gozar; deja tus culpas, ven a Jesús, él está presto a perdonar.
El tiempo es corto, viene la siega, cuando el maestro cosechará, todo aquel fruto que halle limpio, a su granero lo llevará.
Todos los santos se alegrarán, al ver a Cristo su redentor; un galardón recibirán, la vida eterna en su mansión.
Los que no creen, se angustiarán, en la venida del Salvador; por su maldad perecerán, al ser juzgados por el Señor